Un verano atípico. En estos estamos todos de acuerdo. Un verano en el que no tenemos planes, o los tenemos, pero sin nada concreto y sobre la marcha. Un verano para quedarse, escapar con cautela y disfrutar de lo que tenemos, que es mucho. Y más, en la esfera gastronómica. Por eso, vamos a darte una idea. A ver qué te parece.
Es una propuesta sencilla: recorrer España a través de algunos de sus mejores productos. En vez de quedarte con un clásico imán para la nevera, lo que te animamos es a que la llenes. A ella y a tu despensa. Es una forma más de recordar tus vacaciones o de disfrutar de un turismo patrio sin salir de casa. Y a través del gusto, que no es tan potente como el olfato para esto de los recuerdos, pero sí que es bastante efectivo. No puede faltar un buen jamón, como tampoco faltarán algunas de nuestras especias más famosas, una sidra asturiana o esas patatas fritas que recorren el mundo a través de la gran pantalla.
Lee también: organiza el mejor pícnic playero con estos imprescindibles
Unas patatas fritas
Y no unas patatas cualesquiera. Sino esas que han recorrido ya medio mundo a través de la gran pantalla, con su aparición estelar en la película coreana ganadora de los últimos Oscar: Parásitos (2019). Un cameo que ha permitido a esta pequeña empresa de Galicia (que comenzó su andadura en Ferrol en 1932) llegar a todos los rincones de España y del mundo. Su lata más reconocible es la de 500 gramos, pero este verano han sumado otra más pequeña de 275 gr. Su packaging, además de muy veraniego, consigue que las patatas lleguen intactas y sin roturas a cualquier mesa. Su buque insignia son las seis churrerías que tienen, todo un símbolo de la hostelería de A Coruña que ahora puedes probar desde cualquier punto del país. Aunque si estás por allí, no dudes en pasarte.
Un buen aceite de oliva
España produce el 50% del aceite de oliva que se consume en el mundo, seguida de Italia, que se sitúa muy por detrás con un 8 % de la producción. Por tanto, un buen aceite es un souvenir digno de mención. Como todas las variedades que produce esta empresa de Jaén, cuyos olivos centenarios, su cultivo y tratamiento de la aceituna como antaño y el grupo de expertos catadores consiguen un producto premium. Se diferencian de muchos otros, no solo en las variedades de aceitunas que trabajan, sino en la forma y momentos de recolección, seleccionando las aceitunas en un punto de maduración bastante temprano y sin dejar pasar más de 18 horas entre la recolección y la extracción del aceite. Sus envases de vidrio favorecen la pureza de su sabor y evitan la oxidación prematura. Da igual cuál elijas, su aceite trufado es exquisito, pero te recomendamos el de la variedad hojiblanca para empezar. Recibe su nombre del color blanco del envés de la hoja de olivo, pero tiene un color verde intenso y un aroma a hierba recién cortada, con toques dulces de almendra verde, manzana y cáscara de plátano.
Un queso Idiazabal
Elaborado en la provincia de Navarra, este queso lleva impresa una denominación de origen que no querrás olvidar: Idiazabal. Y este, además, es todo un souvenir perfecto para regalar. Está elaborado con leche cruda y cuajo natural obtenido de las ovejas que pastan en las montañas altas de la provincia en verano y en las laderas que hay alrededor del caserío donde se trabaja, todo ello para mantener la biodiversidad del entorno. Su cuidado no entraña más que el secreto de los que llevan haciéndolo desde antaño. Cada uno de los quesos de Ardilarre lleva un número que nos permite obtener su trazabilidad exacta, en una producción muy limitada y cuidada con mimo.
Una sidra asturiana
Tintos, blancos, albariños, cavas o manzanillas. Podríamos recomendarte todos, pero como el scroll en este artículo sería entonces algo eterno, vamos a proponerte una sidra, bebida por excelencia en Asturias. Para la elaboración de cada una de las botellas de Valverán (la que hemos elegido) se necesitan, concretamente, veinte manzanas. Son seleccionadas en la pomarada de El Rebollar, consiguiendo una sidra de hielo que se diferencia (y mucho) de las que se elaboran en otras zonas geográficas, con menos azúcar y una personalidad única que nos lleva, si cerramos los ojos, al Mar Cantábrico. Combínala con platos poco dulces que puedan llevar algo de naranja o mandarina, quizás un poco de chocolate, frutos secos y, por supuesto, siempre con una buena carne.
Flor de sal de Mallorca
Desde las protegidas Salinas de Es Trenc, esta empresa balear produce cristales de sal, siguiendo un proceso artesanal y natural, gracias al agua de mar abierta y cristalina que llena una de las áreas mejor conservadas y más sostenibles de Mallorca. En realidad, es el último gran arenal sin urbanizar de la isla, donde se consigue una sal ecológica de gran calidad. Cristales milimétricos de sal que, además, aromatizan con decenas de sabores y con unas propiedades estupendas para nuestro organismo, al estar repleta de oligoelementos y ochenta minerales distintos. Puedes hacerte con su colección de sabores: pétalos de flores de Hibiscus, olivas negras de la variedad Kalamata, una gran mezcla de especias traídas desde Sri Lanka o la natural que, aún así, encierra toda la esencia del Mediterráneo. Los botes son preciosos.
Unas galletas de nata
Estos pequeños bocaditos de nata son como llegar y tocar el cielo. Por lo que si te gusta lo dulce, créenos, son el mejor souvenir. Elaboradas en una pequeña aldea de la zona del municipio de San Sadurniño, en A Coruña. Sus ingredientes son nata cruda de producción ecológica, azúcar de caña también ecológica procedente de Brasil y harina de trigo con germen molida como antiguamente se hacía en los molinos de Castilla y León. Un producto 100 % artesanal, sin más proceso mecánico que el propio amasado. Por eso, no existen dos maruxas iguales. Este año tienen una edición especial dedicada al barrio de Canido, en la ciudad de Ferrol, donde, cada año, artistas de todo el mundo pintan su versión de Las Meninas de Velázquez en las diferentes fachadas para luchar con el deterioro urbanístico.
Un jamón ibérico
Y todos los embutidos que más nos caracterizan, como el lomo, el chorizo y el salchichón. Que, a veces, lo más castizo y tradicional puede ser algo muy premium. Cuatro sobres con productos de bellota 100% ibéricos que son perfectos para ti y para regalar. Todos los productos de esta empresa situada en Herreruela (Cáceres) son elaborados a partir de cerdos ibéricos de bellota que, en todo su ciclo -desde la selección y cuidado exhaustivo de las madres en la fase de cría hasta su elaboración y curación- son mimados con mucho cariño. Algo que se traduce en una carne fresca y de extrema calidad.
Pimentón de la Vera
El pimentón es una de las cosas que más se llevan los turistas cuando vienen a España. No sabemos si saben o no utilizarlo, pero para nosotros es esa especia que nuestras madres y abuelas han tenido siempre a mano en la despensa. Por algo será. El mejor está, seguro que ya lo sabes, en la comarca de La Vera, en Cáceres. Es una mezcla resultante de la molienda de pimientos rojos de muy diferentes variedades que aporta mucho sabor y aroma. Puede ser dulce, picante, una mezcla de ambos o, como en esta empresa familiar que lleva 25 años poniendo en valor este producto, ahumado. Para que los pruebes, regálate un pack de ambos. Muchos de nuestros chefs más internacionales se han declarado fans. Ya nos contarás cuál prefieres.
Las anchoas del Cantábrico
Las latas de conserva son otro souvenir gastronómico que, además de rico, es bien bonito. No querrás tirar ni una de ellas. Las de esta marca en Mutriku (Guipúzcoa) aseguran ser de las más viejas del lugar, siendo especialistas en las anchoas del Cantábrico (otro gran producto nuestro) desde 1867, trabajando de manera tradicional los ejemplares que pescan durante la Costera de primavera. Su antigua fábrica, en Casa Mauleón, era todo un icono del municipio y, aunque empezaron elaborando pescados en salazón y escabeche que distribuían por toda España en carros tirados por caballos, su producto estrella son estas anchoas en mariposa, en las que dejan la piel de cada pieza y la unen por la cola. De ahí, su particularidad. El fileteado es tradicional, con un tiempo de maduración de dos años y con un packaging que, confesémoslo, es minimalista y precioso.
Piparras del País Vasco
Del País Vasco nos puede gustar todo, porque otra cosa no, pero de comer bien entienden un rato. Uno de los productos que más llama la atención de los turistas que vienen de fuera son las piparras. Sobre todo si eres de las que prefiere un sutil picante. Por eso, te proponemos esta salsa elaborada con productos locales con este ingrediente como protagonista, para acompañar todas las carnes a la plancha, pescados o ensaladas que hagas este verano. Una marca que lleva trabajando más de un año en diferentes recetas, testeando y modificando ingredientes para ser fiel a lo tradicional, pero también sorprenderte. Si ésta te conquista, prueba entonces su tomate estilo vizcaíno o su piquillo pepechup.