¿Sientes que pierdes la memoria? Es muy probable que no tenga importancia. Aunque hay casos en los que esos pequeños despistes son más alarmantes, como en el caso del alzhéimer. Antes de saber cuándo debes acudir al médico por un problema de retentiva o deterioro cognitivo precoz, te explicamos qué es la memoria.
Se trata de una función del cerebro que permite codificar, almacenar y recuperar los hechos recientes y del pasado. Su misión es la de procesar y guardar gran cantidad de información (palabras, sensaciones, lugares, olores, etc) que consideramos relevante o que nos impacta para que podamos utilizarla en el día a día y en el futuro. Esto nos ayuda a desempeñar las tareas cotidianas, rememorar historias, prevenir situaciones que puedan dañarnos o para construir nuestro yo. Y es que somos nuestra memoria. De ahí la gravedad de enfermedades como el alzhéimer, que no solo hacen que perdamos los recuerdos, sino también la identidad.
¿Por qué perdemos memoria?
Son varias las causas que pueden provocar fallos y no todas tienen que ser por enfermedad. Por ejemplo, lo más común es que se den problemas de pérdida de memoria por ansiedad o estrés. Además, en estas situaciones tendemos a prestar menos atención y solemos tener problemas para concentrarnos o retener información.
El insomnio o tener dificultad para dormir bien durante un largo periodo de tiempo también puede repercutir. Y es que sueño es esencial para la memoria. Mientras dormimos, el cerebro aprovecha para repararse y para procesar la información del día, las emociones, así como para fijar los recuerdos y desechar aquello que no le interesa. "Incluso se puede llegar a eliminar una de las sustancias que están implicadas en el alzhéimer, la proteína amiloide", indica la doctora Sagrario Manzano, Coordinadora del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología (SEN).
Algunas enfermedades psiquiátricas, como la depresión, el trastorno bipolar, la esquizofrenia, así como ciertos psicofármacos o los medicamentos derivados de la morfina para combatir el dolor pueden hacer que tengamos problemas para recuperar los recuerdos. El exceso de alcohol, fumar o incluso sufrir obesidad, por su parte, también la perjudican.
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Por último, además del deterioro cognitivo o la demencia, como el alzhéimer, hay otras enfermedades que pueden afectarla. Por ejemplo, algunos procesos infecciosos como la meningitis, problemas de corazón, esclerosis múltiple, tumores cerebrales, entre otras. Sufrir un golpe muy fuerte o experimentar una situación traumática también se pueden manifestar con pérdida de memoria.
¿Cómo saber si es algo grave?
Son muchas las situaciones cotidianas en las que se producen olvidos que, por lo general, no son significativos. Por ejemplo, tener algo en la punta de la lengua es algo que nos ocurre a todos. Sin embargo, si se repite con frecuencia, es recomendable consultarlo con el médico. También es habitual que no se recuerde en qué momento se dejó de leer un libro. La fatiga o la concentración del momento influyen en la retención de la historia. "De nuevo, el recuerdo depende de la atención y ésta del interés en una tarea sostenida. Ante la duda, hay que consultarlo con un especialista", señala la especialista.
Tampoco es preocupante olvidar dónde se han puesto las llaves o el lugar donde se ha aparcado el coche. Lo más probable es que se estén realizando varias tareas al mismo tiempo y esto cause déficit de atención. Por otro lado, no recordar los nombres de las personas de forma puntual no suele ser un síntoma de pérdida de memoria grave, sino algo más bien asociado a la edad. Ahora bien, "si se olvida el de nuestra pareja, hijos, familiares y amigos más cercanos de forma repetitiva, sí hay que acudir al médico", advierte la especialista de la SEN. Asimismo, no recordar asistir a eventos o citas importantes, perder objetos frecuentemente o mostrar confusión o desorientación en lugares conocidos son señales de alarma.
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Así puedes entrenarla
Para frenar o retrasar el deterioro y proteger la memoria, es importante ejercitarla desde jóvenes. Y es que es como un músculo y, como tal, debe entrenarse para que no se atrofie. No es necesario realizar crucigramas o sudokus si no gustan. Se ha demostrado que la vida activa y curiosa también contribuye a entrenarla. Por ejemplo, salir al campo, de viaje, ir al cine, exposiciones, leer, cultivar la vida social e interesarse por los demás. Además, estos trucos pueden ayudarte a retener mejor los recuerdos y evitar los olvidos:
Haz ejercicio. La actividad física oxigena todo el cuerpo y, por supuesto, el cerebro. Pero además, hacer deporte de manera regular actúa sobre un área que controla la memoria y ayuda a potenciarla, señala un estudio de la Universidad de Münster (Alemania).
Cierra los ojos. Si no consigues recordar dónde has puesto las llaves, prueba a cerrar los ojos. Un estudio de la Universidad de Surrey (Reino Unido) vio que los testigos de un crimen aportaban más detalles si matenían los ojos cerrados.
Repite en voz alta. Cuando quieras recordar algo, repítelo en voz alta. Científicos de la Universidad de Montreal (Canadá) aseguran que ayuda a afianzar el recuerdo.
Cuida la dieta. Tus hábitos alimenticios son esenciales para proteger la memoria. En este sentido, la dieta mediterránea parece frenar el deterioro cognitivo asociado a la edad y la demencia, según varios estudios.
Toma chocolate. Contiene una sustancia, la epicatequina, un flavonoide con propiedades antioxidantes, que mejora la salud general y, también, la memoria, según un estudio publicado en la revista médica Nature Neuroscience.