El G7 marcó el inicio del fin de semana más ajetreado de la Reina en casi dos años. Pese a su avanzada edad y la reciente pérdida de su marido, la soberana con más años en activo volvió a hacer historia ayudando al Reino Unido a fortalecer relaciones con sus aliados. Diplomacia blanda, ofensiva de encanto, alfombra roja, la mayor puesta en escena familiar —todos a su lado— desde que se quedaron sin Harry y Meghan y gestos sin precedentes, empezando por su desplazamiento desde el castillo de Windsor.
Isabel II está en plena forma y lo tiene claro. A sus noventa y cinco años, puede conciliarlo todo: dos cumpleaños, recepción a los Presidentes, foto para la historia y bromas para robar el corazón de los más poderosos del mundo.
Y con la ayuda de Kate —‘su arma secreta’— y de su nuera Camilla, mejor. Las tres en un frente común y muy centradas en su objetivo: que los Windsor reinaran en la cumbre del G7. La primera (cara a cara) de los siete países más ricos del mundo, tras dos años, en el condado de Cornualles, Inglaterra.
Empezando por la duquesa de Cambridge, como hada madrina de Jill Biden en su presentación europea, en plena campiña y rodeadas de agentes secretos. Así se hace a una Reina. El mismo viernes, antes de la primera reunión de los líderes mundiales, Kate asumía el liderazgo familiar reuniéndose con la primera dama estadounidense. No se conocían, pero la complicidad reinó entre ellas desde el primer momento. Desde las risas y las confidencias, mientras las cámaras rodaban, a sus looks, las dos jugando con el rosa y los zapatos en beis mientras visitaban Connow Downs Academy, una escuela primaria con alto rendimiento académico, en el municipio de Hayle.
Las dos comparten pasión por mejorar el desarrollo de la primera infancia y les bastaron las horas que pasaron juntas para crear su propia alianza transatlántica. “Estoy comprometida con esto desde hace mucho tiempo”, le dijo la duquesa a la señora Biden, quien sigue siendo profesora, en Northern Virginia Community College. Un hecho sin precedentes en la Casa Blanca.
Tras pelear con el suelo blando y los tacones —“Me estoy hundiendo”, le decía Jill a la duquesa— y antes de su mesa redonda con expertos en infancia, se encontraron con los alumnos y un gran silencio. “Están muertos de miedo¡”, bromeó la primera dama. “Es la clase más tranquila en la que he estado”, se rio la duquesa, antes de hacerse con un plato de zanahorias para alimentar a los conejos.
“No conozco a Lilibet”
Y fue después de esto cuando surgió la pregunta. Un periodista americano no familiarizado con el protocolo se lanzó a preguntarle a Kate por su nueva sobrina, Lilibet Diana, y si tenía “algún deseo” para la recién nacida. Reconociendo que Harry y Meghan todavía no se la habían presentado, la duquesa respondió: “Le deseo todo lo mejor. No veo el momento de conocerla, porque aún no la he visto, y espero que sea muy pronto”, respondió Kate. Y segunda pregunta insistente: “¿La conociste a través de FaceTime?». “No, todavía no lo he hecho”, respondió con una sonrisa.
Recepción de bienvenida
“Joe y yo estamos ansiosos por conocer a la Reina. Esa es una parte emocionante de la visita para nosotros. Hemos esperado esto durante semanas y ahora, finalmente, está aquí. Es un comienzo hermoso”, dijo la primera dama nada más poner un pie en suelo británico. Y el momento del esperado encuentro llegó a última hora de la tarde del mismo viernes, durante la 47 cumbre del G7, con la Familia Real al frente de la recepción oficial de bienvenida.
Era el primer compromiso de alto nivel para los Windsor desde que estalló la pandemia, la primera reunión de Joe Biden con una Familia Real desde que asumió el cargo hace cinco meses y, también, el gran debut de Carrie como señora del primer ministro Boris Johnson, después de su boda secreta, en la catedral de Westminster, el mes pasado. Un debut por todo lo alto que nos dejó también imágenes bastante insólitas. Las más llamativas, las que se tomaron durante su paseo con Jill Biden por la playa. Las dos en chanclas —aparcaron los tacones— y jugando con Wilfred, el hijo de Carrie, de trece meses, vestido con una camiseta y un pañal.
Durante su encuentro con la primera dama de Estados Unidos, Kate confesó que Harry y Meghan todavía no le habían presentado a su sobrina: “No veo el momento de conocerla y espero que sea muy pronto”
Isabel II parecía estar encantada con los Jefes de Estado durante la recepción y también en el momento en el que todos se reunieron para hacerse la histórica foto de familia, en la plataforma instalada frente a las cúpulas de Eden Project. Isabel II entronizada entre los líderes del G7, reunidos por invitación del Reino Unido, y preguntando en voz alta: “¿Se supone que debemos fingir que nos estamos divirtiendo?”, lo que provocó risas generales.
Isabel II corta el pastel con una espada
Los líderes de Reino Unido, Estados Unidos, Francia, Alemania, Italia, Canadá y Japón trataron durante tres días (del 10 al 13 de junio) cuestiones de máxima prioridad, como el programa de vacunación contra la COVID-19 y el cambio climático, y el príncipe Carlos también pronunció un discurso muy comprometido para crear un futuro más verde y próspero tras la pandemia.
Isabel II, que también celebraba su noventa y cinco cumpleaños, hizo reír a todos los líderes del G7 durante la foto de familia: “¿Se supone que debemos fingir que nos estamos divirtiendo?”
Mientras el futuro Rey tomaba la palabra, Isabel II, acompañada por la duquesa de Cornualles y la duquesa de Cambridge, aprovechaba para reunirse con los voluntarios que apoyan The Big Lunch (‘El gran almuerzo’), que tuvo lugar en el jardín de Eden Project. Isabel II protagonizó entonces un gran momento cuando le pidieron que cortara un trozo de pastel. La Reina no rehuyó ningún desafío y aunque, finalmente, fue necesaria la ayuda de su nuera, insistió en hacerlo ceremonialmente con una espada: “Sé que hay un cuchillo, pero esto es más inusual”.
Los Biden vuelan a Windsor para un té con la reina
Tras la recepción, llegó la retirada de la Familia Real. Al día siguiente, 12 de junio, la Reina celebraba su noventa y cinco cumpleaños con un desfile militar en Windsor. Un ‘mini’ Trooping the Colour que señalaría su primer a aniversario como Reina viuda y sin olvidar al duque de Edimburgo —el 10 de junio hubiera cumplido cien años—, para el que plantó un rosal que puede ver desde su ventana. Allí recibiría también, al día siguiente, al matrimonio Biden, tras los encuentros de tres días, que resultaron especialmente “productivos y colaborativos”, en palabras del Presidente de Estados Unidos. El matrimonio voló en helicóptero al castillo, donde la Reina los esperaba con una miniversión de la pompa y la ceremonia británicas —hubo un desfile de la Guardia de Honor—, la misma carpa del Trooping the Colour y una taza de té en el interior del castillo.
Biden —decimotercer Presidente de Estados Unidos con el que se ha reunido la Reina— habló con la prensa antes de partir hacia Bruselas y dijo a los periodistas que la monarca era “muy amable”. “No creo que se sienta ofendida, pero me recordó a mi madre, su mirada y su generosidad. Tuvimos una larga charla”. El Presidente reveló que la Reina le preguntó sobre los líderes de Rusia y China y se interesó por saber cómo era la vida en la Casa Blanca. “Le dije que la Casa Blanca podría caber en el patio”, en alusión al castillo de Windsor. Cuando se le preguntó si había invitado a la Reina a la Casa Blanca, dijo que “sí”.