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victoria melita getty2© Getty Images

Victoria Melita: el divorcio de la nieta de la reina Victoria que escandalizó a la realeza

Se caso en 1894 con Ernesto de Hesse, del que se divorció para contraer matrimonio en 1905 con el gran duque Kyrill


Actualizado 13 de abril de 2023 - 18:24 CEST

Su divorcio en 1901 fue la comidilla de la realeza. Su marido… ¿“amigo” de otro hombre? 

Ducky, como se le conocía en familia, era la segunda de las hijas del duque de 

Edimburgo y de la Gran Duquesa rusa María Alejandrovna. Nieta por tanto de la reina 

Victoria y del zar Alejandro II, protagonizó un escándalo amoroso que hizo saltar por 

los aires el puritanismo de toda una era. No era una mujer guapa, aunque sí decidida, 

igual que lo fue su hermanala reina María, Missy, de Rumanía.

 

Victoria Melita con dos de sus hijas © Getty Images
 Victoria Melita junto a dos de sus cuatro hijos Maria y Kira. La princesa también fue madre de Isabel,fruto de su primer matrimonio, quien murió al poco de nacer, y de Vladimir

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Victoria Melita nació en Malta en 1876, donde su padre estaba destinado como 

almirante de la Marina Real.Pasó parte de su infancia en la residencia familiar de 

Clarence House hasta que en 1893 su padre tuvo que hacerse cargo del ducado de 

Coburgo-Gotha como duque reinante: todo respondía a las políticas de sucesión 

impuestas por su abuela, la poderosa reina Victoria, decidida a tejer los lazos 

matrimoniales de gran parte de la familia. 

Victoria Melita era bastante reservada, 

aunque creativa y buena deportista. 

La reina Victoria había visto como la boda de su nieta María con el heredero del trono 

de Rumanía, se había tramado sin su mediación. Y no estaba dispuesta a que aquello 

volviese a ocurrir. Así que fue ella la que organizó el “noviazgo” entre dos de sus 

nietos, algo por otro lado bastante habitual en la época. Ernesto de Hesse, hijo de su 

difunta hija Alicia -muerta de difteria bastante joven- debía casarse con la atractiva Victoria,

a pesar de que él tenía fama de ser poco varonil. Ella no mostró mucho agrado 

ante aquella unión, pero ¿quién iba a desobedecer a la abuela? Ernie no sólo era un 

príncipe apuesto, sino que desde la muerte de su padre había asumido la soberanía de 

este ducado integrado en el Imperio Alemán. ¿Quería la reina-emperatriz limar 

asperezas con su nieto el káiser?, ¿o respondía aquel compromiso a la tenacidad de 

una mujer senil que llevaba más de seis décadas en el trono y buscaba la continuidad 

de la estirpe?

 

Victoria Melita con su hermana María de Rumanía© Getty Images
Victoria Melita con su hermana María de Rumanía, más conocida como Missy

Los preparativos para la boda en Coburgo resultaron extraordinarios. Por expresa 

indicación de la Reina se dispuso el ajuar más primoroso. Todo el equipo, excepto la 

sombrerería, fue confeccionado por madame Mainier, con taller en la londinense

Wigmore Street, siguiendo los dictados de la moda de París. Vestidos de tarde, de 

corte y para el teatro, en muselinas, linos y terciopelos. Las esquinas de los pañuelos 

de encaje estaban bordados con las iniciales V.M. El calzado y las botas de montar se 

encargaron en Grundy, en el 74 de New Bond Street, el establecimiento proveedor 

oficial de S.M. Se confeccionaron catorce pares en cuero negro, marrón nuez y tostado 

mientras que los zapatos “delicados” se tintaron en las mismas tonalidades de la sedas 

y complementos. La novia, destacaba la prensa inglesa, “has had one of the most 

magnificent trousseaus even seen in Londres” (The Graphic, 28 abril 1894). Los regalos 

fueron también extraordinarios. La Reina obsequió a su nieta con un colgante de


diamantes. Su primo el emperador, lo hizo con otro de zafiros. Sus padres con un collar 



de perlas y esmeraldas, un brazalete de diamantes y un juego de pendientes 


adornados con piedras preciosas. ¡Era un joyero fabuloso!

 

El gran duque Kyrill© Getty Images
El gran duque Kyrill, con quien Victoria contraería matrimonio en segundas nupcias 

La mañana del 22 de octubre de 1894, todas las miradas estaban puestas en la capilla 

del palacio de Ehrenburg, en el centro de la ciudad de Coburgo, donde iba a celebrarse 

la ceremonia. Tímida, entró en la iglesia del brazo de su padre. El traje de boda, según 


la prensa de la época estaba confeccionado en raso blanco con bordados de perlas 


finas y flores de azahar (The Graphic, 28 abril 1894). En el cuello, se había puesto el 

collar con el que le habían obsequiado sus padres y llevaba la tiara de esmeraldas 

regalo de su ya esposo.

Pero ese matrimonio resultó desastroso desde el principio. Tuvieron una hija, que 

murió muy niña, y juntos acudieron a la coronación del zar Nicolás II en Moscú y a los 

funerales de su abuela. Sin embargo, siempre se llevaron mal sobre todo por culpa de 

las amistades masculinas que rodearon a Ernesto, especialmente con algún sirviente. 

Ella además se sentía atraída por uno de sus primos maternos, el gran duque Kyrill 

pese a que las disposiciones para matrimonios reales Romanov, no autorizaban las

uniones entre parientes tan cercanos.

En diciembre de 1901, pocos meses después de la muerte de la reina Victoria, se 

anunció el divorcio y se disolvió el matrimonio. Ella se fue a vivir con su madre a 

Coburgo hasta que se reencontró con Kyrill. A partir de ese momento, ya nada pudo 

frenar su pasión. Tras la participación militar de Kyrill en la guerra rusojaponesa en 

1905, se casaron en Coburgo lo que supuso que el zar Nicolas II le retirase todos los 

tratamientos y asignaciones: acababan de ser repudiados por los Romanov.

 

Victoria Melita © Getty Images
Victoria Melita falleció en Baviera 1936 a los 59 años tras haber sufrido un derrame cerebral

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Se instalaron en París, ella se convirtió a la iglesia anglicana y tuvieron tres hijos.

Cuando la primera Guerra Mundial amenazaba Europa, el zar requirió el regreso de 

Kyrill. 

El fuerte patriotismo del Gran Duque determinó su regreso a Rusia para instalarse 

en San Petersburgo y enrolarse en las filas del Ejército Imperial. Pero la amenaza de la 

Revolución Bolchevique, hizo que su posición peligrase: aunque aceptaron la Duma 

con el convencimiento de que aquello salvaría a la dinastía, se equivocaron. Tuvieron 

que huir a Finlandia donde pasaron carencias y amenazas hasta que lograron llegar a 

Alemania por mediación, entre otros de Margarita de Suecia y de Jorge V.

Vivirán el resto de sus días en Coburgo y terminarán simpatizando con el partido 

nacionalsocialista alemán. Victoria Melita falleció en Baviera 1936. El gran duque Kyrill 

escribió sus memorias, Mi vida al servicio de Rusia.