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eddamussolini1getty© Getty Images

Edda Mussolini: la hija del Duce convertida en condesa que renegó de su padre

Su boda en 1930 con Galeazzo Ciano (a quien su progenitor mandaría ejecutar mucho después) fue el acontecimiento social del año en Roma


Por: CRISTINA BARREIRO-UNIVERSIDAD SAN PABLO CEU
Actualizado 4 de diciembre de 2022 - 9:39 CET

Fue la hija mayor de Benito Mussolini y dicen que también la favorita. Ellos no tenían un ápice de sangre aristocrática pero su boda con el conde Ciano, la convirtió en la figura social más importante de la Italia fascista. Durante años vivieron de cerca el poder, pues él fue nombrado ministro de Asuntos Exteriores en unos días en los que las tensiones en Europa hicieron peligrar la paz en el continente. Pero conforme avanzó la Segunda Guerra Mundial y empezaron a escucharse voces críticas contra el dictador, la posición de la pareja cambió: Mussolini dio orden de ejecutar a su yerno por traición. El libro del primogénito de Edda, Cuando el abuelo fusiló a papá, describe muy bien los vericuetos políticos y familiares de aquellos días trágicos.

Boda de Edda Mussolini y el conde Ciano© Getty Images
Edda, la hija mayor de Benito Mussolini, se casaba en 1930 con el conde Ciano y se alzaba como la figura social más importante de la Italia fascista

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Edda nació en 1910, en Forli, cuando sus padres no estaban casados. Benito era por entonces un militante socialista que ejercía el periodismo en el diario milanés Avanti y su madre, Rachele, una joven rural que jamás tuvo ansias de grandeza. En principio no se planteaban, ni siquiera, una unión civil, pero la llegada continuada de nuevos vástagos hizo que se decantasen por el matrimonio, aunque a ellos los convencionalismos les importaban poco. La niña se crió con su madre en la casa de la Romaña mientras que Benito decidía a enrolarse como soldado en la Primera Guerra Mundial.

Herido de bala, regresó del frente y su mentalidad cambió: del marxismo pasó a convertirse en el motor de una nueva ideología fuertemente nacionalista que reivindicaba el antiguo esplendor imperial en unos días de violencia y en los que los niveles de paro alcanzaban cotas inimaginables. En octubre de 1922 se producía la Marcha sobre Roma y los "camisas negras", que dirigía el padre de Edda, se hacían con el poder ante la debilitada posición de Víctor Manuel III. Era el comienzo de la Italia fascista en la que un joven, apuesto y aristócrata, parecía encarnar los valores de aquel fenómeno autoritario.

Edda Mussolini, con su familia© Getty Images
Edda, de adolescente, junto a sus padres y sus hermanos Bruno, Romano y Vittorio

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El conde Galeazzo Ciano, acababa de terminar sus estudios de Derecho y mostraba claras simpatías por el fascismo que le valieron rápidos ascensos en el partido y una rutilante carrera diplomática. Tenía claras habilidades políticas y también, una afición al lujo y glamour que le hacían frívolo para los más veteranos del movimiento. Edda era impulsiva, rebelde, habladora y bastante guapa.

Se casaron en una fabulosa ceremonia el 24 de abril de 1930 ante más de 4.000 invitados. Mussolini, optó por el chaqué- mucho había cambiado desde sus tiempos revolucionarios- y la novia, por un precioso vestido confeccionado en vaporosa gasa con tocado de velo y flores (La Esfera, 10 de mayo 1930). Después de la ceremonia nupcial –leemos- "los nuevos esposos fueron, según tradicional costumbre romana, a besar los pies de la estatua, en mármol negro, de San Pedro". Galeazzo, estaba también, muy apuesto. La hija del Duce se acababa de convertir en condesa.

Edda Mussolini y el conde Ciano© Getty Images
Edda Mussolini y Galeazzo Ciano tuvieron tres hijos y representaban el matrimonio perfecto, aunque las infidelidades eran mutuas

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Tal era la popularidad de la pareja que, hasta un lugar de la recién anexionada Albania, pasó a denominarse "Porto Edda". En la prestigiosa revista Time y junto a una fotografía d la joven en portada, podía leerse "Dama del Eje". Galeazzo rápidamente ascendió a Ministro de Asuntos Exteriores y su papel fue determinante a la hora de articular la ayuda italiana a la España de Franco que, por entonces se batía en una Guerra Civil, antecámara de la mundial que se avecinaba. El matrimonio tuvo tres hijos, guapos y fuertes, con los que el abuelo compartía jornadas campestres y con los que se fotografiaba en idílicas estampas propagandísticas. La apariencia de felicidad era completa, aunque las infidelidades –mutuas- también.

Pero las cosas se complicaron a partir de 1942, cuando las posiciones italianas en el frente empezaban a ser precarias y Mussolini se sentía como una marioneta en manos de Hitler. Con el desembarco aliado en Sicilia fueron muchos los fascistas que abogaron por un cambio en la política del país y también los que empezaron a ver en Mussolini una amenaza para la integridad de Italia. Entre ellos se encontraba su yerno, el conde Ciano quien, el 25 de julio de 1943 y en su condición de miembro del Gran Consejo Fascista, votaba la destitución del Duce.

Edda Mussolini y sus hijos© Getty Images
Edda, junto a sus tres hijos, a quienes dedicaría el libro Cuando el abuelo fusiló a papá, sobre la orden de ejecución de su propio padre contra su marido

Aquello se sintió como una traición. Mussolini fue retenido por orden del rey en una estación de esquí, liberado por un comando de paracaidistas nazi y ya libre, dispuso la condena de todos cuantos habían votado en su contra. Entre ellos, firmó la orden contra Galeazzo Ciano que murió ante el pelotón de fusilamiento el 11 de enero de 1944. "Has dejado de ser mi padre", escribió Edda, desesperada por la ejecución de su esposo.

Edda huyó a Suiza. Parece que lo hizo vestida de campesina para burlar la vigilancia tanto fascista como nazi o partisana. Durante un tiempo estuvo con sus hijos refugiada en un convento cerca de Lugano. Regresó a Italia en la postguerra, para llevar una vida de encierro y escasos lujos, ya que su situación económica no fue boyante.

Edda Mussolini, en 1980© Getty Images
Edda Mussolini, en 1980, de nuevo en Italia, donde regresó tras la muerte de su padre y de donde tuvo que huir con sus hijos tras renegar de él después de la ejecución de su marido

Gracias a Edda Mussolini lograron salvarse los Diarios del conde Ciano, una fuente interesante para conocer la política de aquel tiempo. Ella también escribió su autobiografía, Mi testimonio, publicado en 1975 con el que rompió un silencio de décadas. Consiguió llevar una vida relativamente discreta en Italia y hasta se le atribuyó un romance con un simpatizante comunista. Falleció en una clínica de Roma en 1995.

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