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El tradicional rito de Naruhito de Japón y su familia para homenajear al emperador más revolucionario

Akihito y Michiko de Japón reaparecen tras la pandemia


28 de octubre de 2020 - 23:06 CET
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Cuando Naruhito de Japón se convirtió en emperador, el año pasado, se inició una nueva era llamada Reiwa -que significa orden y armonía-. La última, la de su padre Akihito, se denominó Heisei. Pero hay que remontarse hasta 1867 para encontrar la era Meiji, en una época en la que ocupó el Trono de Crisantemo el emperador Mutsuhito. Precisamente a este predecesor de Naruhito es al que la actual Familia Imperial nipona ha rendido un solemne homenaje esta misma semana

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¿Cuál es el motivo de ese tributo que, como cada ceremonia del país del Sol Naciente, destaca por su majestuosidad y por las tradiciones milenarias? Pues ni más ni menos que el centenario de la consagración del emperador anteriormente mencionado en el Santuario Meiji de Tokio. Dicho templo  existe desde el 3 de noviembre de 1920, cumpleaños del emperador que falleció en 1912.

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El emperador Naruhito (en la imagen) y su mujer, Masako, han acudido junto a Akihito y Michiko de Japón, que no se habían dejado ver desde el inicio de la pandemia mundial de coronavirus. Todos juntos han presentado sus respetos al emperador Meiji con un homenaje enmarcado en una ceremonia de lo más solemne en la que no han faltado los rituales nipones tradicionales

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Uno de los momentos más emotivos ha sido el que se ha llevado a cabo en torno a un árbol sakaki sagrado de la fe sintoísta. Se considera que este elemento, de hoja perenne, es un lugar de residencia de los kami (espíritus), por lo que son empleados a modo de altar. Las ramas de este árbol suelen utilizarse también en ofrendas sintoístas como Tamagushi, una modalidad en la que se combinan con tiras de papel, seda o algodón. Precisamente este último ritual también se ha podido ver en el santuario Meiji

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En la imagen, Masako de Japón, que ha optado por combinar la pertinente mascarilla (lucida por todos los miembros de la Familia Imperial nipona) con un conjunto de color blanco formado por blusa, falda larga y blazer. Como complementos ha elegido un sombrero, guantes, collar y pendientes de perlas y abanico a juego. Muy elegante, a sus 56 años, la esposa del emperador ha coincidido en el acto también con el príncipe heredero Akishino y su mujer, Kiko

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Este santuario es importante para la familia de Naruhito no solo por lo que representa para sus antepasados. También porque aquí se han celebrado bodas de algunos de sus miembros. Hace casi un año, Ayako de Japón, hija de la princesa Hisako, dio el 'sí, quiero' a Kei Moriya en este enclave, en una ceremonia tradicional -con kimono incluido- tras la que tuvo que despedirse de su título de princesa

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El templo fue erigido en honor del emperador Mutsuhito, responsable de abrir Japón al exterior y de modernizar e industrializar el país. Ocupó el trono durante 45 años y fue, sin duda, el más revolucionario de todos. Según el orden tradicional de sucesión imperial, se convirtió en el emperador número 122. Participó activamente en el proceso político del país y fue a raíz de Meiji cuando se inició la costumbre de denominar de manera póstuma al emperador según la era durante la que había ocupado el Trono del Crisantemo

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Mutsuhito convirtió Japón en un gobierno democrático occidentalizado, así como en una potencia industrial. En aquella época se trasladó la capital de Kioto a Tokio, se implantó un nuevo sistema educativo, se creó el Senado, la Asamblea Nacional y, en definitiva, se consolidó el país como potencia dominante en Asia. Fue la conocida como Restauración Meiji. El emperador inspiró también la famosa película de 1980 El último samurái

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En este lugar, escenario de la solemne ceremonia del centenario de Meiji, también se ubica un pequeño museo dedicado a la vida del emperador y a la de su mujer, Shoken. En él pueden encontrarse piezas de arte y cultura como el carruaje que utilizó cuando firmó la Constitución nipona. Todo lo que rodea a este enclave está marcado por la espiritualidad y la paz, de ahí que predomine un auténtico oasis de bosque dentro de la ciudad, formado por más de 100.000 árboles traídos de diferentes puntos del país