Tras la tradicional ceremonia de entronización, celebrada como es habitual seis meses después de la proclamación de Naruhito como nuevo emperador de Japón, la monarquía del Crisantemo ha invitado a los más de 190 jefes de Estado, así como mandatarios de diferentes gobiernos de todo el mundo a una cena de gala en el Palacio Imperial con la que culminar los fastos. La entrada al banquete se ha convertido así en toda una pasarela de royals donde hemos visto desfilar a los reyes de España, y a muchos otros miembros de la realeza europea y asiática.
Los flamantes emperadores de Japón llegaban en coche saludando a la multitud y dejando atrás los trajes tradicionales con los que protagonizaron el acto central de la Entronización. La emperatriz Masako, muy sonriente, lucía una tiara, como manda la tradición, y un vestido en tono claro con un llamativo cuello de volantes con forma de rosa