La férrea Ley Sálica que impide a las mujeres ascender al trono y gobernar ha situado en el mapa imperial a estos dos varones, de 53 y 13 años, respectivamente. Ocupan, por tanto, el primer y el segundo puesto en la línea sucesoria nipona. Algún día se convertirán en emperadores de Japón y se espera, en el caso del segundo, que asegure la sucesión teniendo a su vez descendencia masculina