Los Reyes no podían faltar a la entronización de Naruhito de Japón, dados los antiguos vínculos de amistad entre ambos países y los afectos profundos entre ambas familias reales. En la imagen, los Reyes, cuando todavía eran Príncipes, ejerciendo de perfectos anfitriones del príncipe Naruhito en el Palacio Real con motivo del 400º aniversario de las relaciones bilaterales.