Mientras unos se decantan -o, mejor dicho, sus padres- por matricularse en centros privados, siguiendo quizás una tradición arraigada en la familia, otros optan por apoyar la educación pública. La mayoría de ellos, sin embargo, se han dejado seducir por una metodología alejada de lo tradicional y que en estos momentos es una de las mejor valoradas: Montessori