El primero de estos tesoros es el espejo, que representa la sabiduría. Según la mitología japonesa, fue colgado de un árbol para enseñar y difundir el reflejo de Amaterazu, la diosa del Sol. Otro de los objetos es la espada, que representa el valor, y que fue entregada a esta diosa para conseguir un perdón. Por último, la joya con forma de coma, que simboliza la benevolencia, fue entregado por el dios de la luna Tsukuyomi no kami -hermano de Amaterazu- a la familia imperial como símbolo de aprobación del nuevo emperador