Los funerales por el eterno descanso de Miguel I de Rumanía dieron comienzo ayer con una solemne bienvenida en el aeropuerto de Otopeni.
La hasta ahora princesa Margarita presidió en la triste mañana gris de ayer su primer acto oficial como nueva Majestad de la Casa Real y Custodia de la Corona Rumana, el debut más doloroso, al recibir los restos mortales de su padre, procedentes de Suiza.
Los restos mortales de Miguel de Rumanía fueron trasladados tras la ceremonia de recepción en el aeropuerto al palacio de Peles de Sinaia, residencia estival neorrenacentista en la región de Transilvania.
No dejaron de estar al lado de Miguel I, junto a la reina Margarita y su marido, el príncipe consorte Radu Duda –actor con el que se casó en 1996-, las otras hijas del monarca, las princesas Helena, Sofía, María e Irina.
Las honras fúnebres de Miguel de Rumanía, que ayer comenzaban y que se prolongarán hasta el próximo sábado, reunieron a representantes del Gobierno de Rumanía y de la Iglesia ortodoxa, según un protocolo muy estricto.
Una multitud de rumanos se acercó ayer mismo por la tarde al Palacio Real de Bucarest para presentar sus respetos a Miguel I en la Sala del Trono.
Los rumanos fueron bordando a su paso un tapiz de flores en la verja de entrada al Palacio Real y una alfombra roja de velas en ofrenda.