Igual que el resto de reinas europeas, Matilde de Bélgica ha distribuido su tiempo en algunas de las causas que más preocupan al país que representa. Ha sido representante de UNICEF y de ONUSIDA para los niños afectados por el virus, ha dirigido misiones humanitarias en África y se ha volcado en la lucha contra el Alzheimer, sin embargo, fue durante una visita al Hospital Militar Reina Astrid, el pasado marzo, cuando Matilde demostró, una vez más, que es la infancia la que le toca el corazón. La mujer de Felipe de los belgas no pudo reprimir las lágrimas cuando visitó las instalaciones médicas para conocer la labor que realizan los servicios sanitarios del Ejército a las víctimas de grandes quemadura en todo el país