Treinta y nueve años de distancia. Del jovencísimo don Felipe de Borbón , como gran protagonista en el sorteo del Mundial España 1982, a la princesa Leonor presidiendo su primer acto en solitario en el Instituto Cervantes. Del deporte a la cultura anclando raíces en el camino al trono y asumiendo ambos esas “primeras veces” en su formación como herederos a la Corona.
A punto de cumplir 14 años, el ahora Rey había recorrido con sus padres y sus hermanas una gran parte de España; había acompañado a don Juan Carlos en actos castrenses y maniobras militares; era soldado de honor (Regimiento de Infantería Inmemorial del Rey número 1) y había saludado a la bandera nacional…También había pronunciado su primeras palabras en público en los Premios Príncipe de Asturias , que acababan de nacer (3 de octubre de 1981), pero faltaban todavía esas primeras veces sin la compañía, protección y vigilancia de sus padres. Y se concretó una fecha: 16 de enero de 1982.
Examen de modernidad para España
Con cinco años de Democracia y un intento de golpe de estado todavía muy presente, el Mundial fue un examen de modernidad para España. Nuestro País debía demostrar que podía ser el gran anfitrión y que tenía capacidad para organizar un evento deportivo internacional… y el príncipe asumió el reto de la ilusión y de los nuevos tiempos como presidente honorífico de la gala del sorteo de grupos de los equipos que participaron en la fase final del Campeonato del Mundo de Fútbol .
Vestido con traje azul y corbata, el joven don Felipe llegó a las siete en punto de la tarde al Palacio de Congresos y Exposiciones de Madrid con los acordes del himno español. Allí lo esperaban la ministra de Cultura Soledad Becerril y el de Obras Públicas, Luís Ortiz, el alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván, el presidente del COI, Juan Antonio Samaranch y el presidente de la FIFA, Joao Havelange, entre otras autoridades.
Un sello de originalidad
A diferencia de los sorteos en mundiales anteriores, España quiso aportar un sello de originalidad y sustituyó las típicas copas donde se colocaban las bolas por los tradicionales bombos del sorteo de Navidad escoltados por los niños de San Ildefonso. Una gran puesta en escena que fue arruinada por los fallos de los niños con los carteles, pero sobre todo con el “lío” de las bolas, que simulaban balones de fútbol con los nombres de los equipos. Bolas que se abrían dentro del bombo; bolas atascadas en la trompeta de salida, bolas que salían y volvían a entrar… un orden del sorteo que no quedó muy claro, y un revuelo considerable, aún subsanados los errores, que tuvo como consecuencia que el sorteo pasara a la historia como el peor de los Mundiales. Faltaba experiencia, pero contábamos con la mejor voluntad. Ya lo había dicho Joao Havelange en su discurso de bienvenida: “Este desafío ha sido recibido por España con el espíritu del Cid y del Quijote”.
Era la Copa Mundial del cambio. Y allí estaba el príncipe, a 18 días de cumplir catorce años , observando todo y aprendiendo.
Primer viaje al extranjero
Dieciocho meses después, Felipe VI asumía otro gran reto con quince años: su primera aparición en la escena internacional, representando a su padre el Rey.
Acompañado por el marqués de Mondéjar, Felipe González y su mujer, Carmen Romero, el futuro Rey desembarcaba en junio, de 1983 en Cartagena de Indias, Colombia, para celebrar los 450º años de su fundación por el español Pedro de Heredia.
En el aeropuerto llamado de Crespo, el Príncipe fue recibido con honores de jefe de Estado por el entonces presidente de Colombia, Belisario Betancur, quien en 2014 recordando el viaje con motivo de su proclamación contaba como “el rey don Juan Carlos me había llamado con antelación para decirme: ‘te envío el chaval, cuídamelo que es apenas un niño’”.
La reina Sofía esperándolo
Don Felipe asumió una agenda que le llevó desde un Te Deum en la Catedral, a una maratón de actividades llevando siempre la insignia del Toisón en la solapa de su chaqueta: ofrenda floral, saludo a la Conferencia Naval Interamericana, almuerzos y cenas, asistencia al Homenaje Iberoamericano a Cartagena, visita a la Casa de España… Y gran fiesta caribeña en honor de Cartagena con 10.000 personas. Entre ellas, el Premio Nobel Gabriel García Márquez. Y al regreso, la reina Sofía esperándolo “emocionada en el aeropuerto”, “después de su brillante actuación en Cartagena de Indias, como tituló ¡Hola!
Audiencias y almuerzos en la Zarzuela
Asimismo, un mes después, el príncipe de Asturias, viajaba también a Luxemburgo para asistir al funeral de la gran duquesa Carlota a la que había conocido poco antes durante su viaje oficial a España con el gran duque Juan. Una visita a la que unía su primera audiencia en palacio (12 de julio 1983), y que venía a sumarse también a los recibimientos y a los primeros almuerzos a los que acudió con sus padres y hermanas cuando había visitas oficiales y de Estado, en la Zarzuela. Entre ellos, el que los reyes don Juan Carlos y doña Sofía ofrecieron al duque de Edimburgo y a los reyes de Suecia que “estrenan” el Pardo (en marzo de 1983).
Con quince años, la edad que tiene la princesa de Asturias, el ahora Soberano daba todos los primeros pasos como heredero y volaba solo en una España que sólo iba a mejor; y, ahora, en un mundo en crisis marcado por la pandemia es el turno de Leonor como futura Reina. Un destino del que está muy convencida y que ha aceptado con ilusión siguiendo la ruta de su padre, el Rey. Ser heredera a la corona es una misión cada vez más real.