La princesa Magdalena, que acudió con su marido, Chris O'Neill, lució en la segunda velada de los Premios Nobel un vestido con delicada susperposición cuajada de crstales de su firma favorita, Valentino, y a sus pies unos clásicos Manolo Blahnik en rosa. Coronó su puesta con su tiara nupcial, la diadema del rey Gustavo, regalo de su padre a su madre por su décimo aniversario en 1986, y a modo de collar la tiara No me olvides de Connaught, que llevara en la ceremonia de entrega de los Nobel de este año