Magdalena de Suecia ha regresado este verano a su país después de estar un año y medio sin salir de Estados Unidos por las restricciones impuestas por la pandemia. Es, por tanto, un verano feliz para los Bernadotte que han podido juntarse y cumplir con las tradiciones estivales en el palacio vacacional de Solliden, como los conciertos o las celebraciones en torno a los cumpleaños familiares. Además, Magdalena no ha ido sola, con ella han llegado su tres hijos, Leonore (7), Nicolas (6) y Adrienne (3), y su marido Chris O’Neill. Sin embargo, esa felicidad ante el reencuentro no ha durado mucho ya que conforme pasan los días surgen las preguntas en torno a la presencia o, más bien, la ausencia del marido de la Princesa.
Chris O’Neill ha hecho dos apariciones públicas (tres contando el posado familiar) desde que llegaron a Suecia, todas muy analizadas, si disfruta o no del concierto, si aplaude más o menos, y al final algunos medios han trasladado a la Casa Real preguntas sobre los planes del matrimonio, más en concreto, sobre los planes de él. Entonces, Margareta Thorgren, directora de información de la Corte, ha salido a recordar en el diario Expressen lo que todo el mundo obvia, que él no pertenece a la Casa Real: "En este caso, es la princesa Magdalena la que es duquesa y tiene una misión oficial asignada por ello, de lo contrario están todo el tiempo juntos".
En esas declaraciones se ha recordado que la princesa Magdalena tiene a lo largo del verano varias citas cerradas con la organización infantil Childhood para la que trabaja y también un compromiso de recaudación de fondos con otra de las fundaciones –Min Stora Dag- de la que es patrona honoraria. Sobre si Chris la acompañará o no, no se han hecho declaraciones, tampoco sobre el rumor que comienza a extenderse de que él regresará cuanto antes a los Estados Unidos y que después lo hará la Princesa con los niños. "No hay nada que pueda comentar, se quedarán aquí juntos durante el verano", ha dicho Thorgren zanjando el tema.
Estas preguntas, cíclicas, ya que se producen cada vez que Magdalena acude sola a un acto oficial, como los Premios Nobel, vienen a poner de manifiesto que, aunque han pasado más de ocho años desde que el matrimonio se casó y él expresó su deseo de no tener estatus real, este mensaje no ha terminado de calar. Esto se traduce en el hecho de que son los movimientos de la pareja, que decidió vivir primero en Nueva York, después en Londres y ahora en Florida, los que más se analizan de toda la Familia Real. En cierta medida se podría decir que Chris O’Neill es el “Meghan Markle” de Suecia, solo que él lo tuvo claro desde el principio.
El financiero que conoció a la Princesa en Nueva York expresó antes de ingresar en la Familia Real su deseo de seguir siendo un ciudadano privado e independiente a todos los niveles. Chris O’Neill luchó para conservar su doble nacionalidad (británica y estadounidense), su trabajo y su libertad sin verse revestido de todo lo que implica ser príncipe. “Conocía a la mujer de mi vida, a la mujer que amo, pero está claro que casarse con una princesa es un desafío, por supuesto esto ha complicado mi vida por razones obvias. Pero no es que me haya visto obligado a pelear para preservar mi independencia, fue algo que discutimos con los padres de Magdalena en una etapa temprana y nunca tuvieron ninguna objeción", aclaró en el 2018 a la revista sueca masculina King, que lo definió como "el secreto mejor guardado".
El traslado de Magdalena de Suecia a Florida desata ríos de tinta y trae sorpresas de última hora
"Yo no nací en una Familia Real. Soy Christopher O'Neill, mi padre era Paul O'Neill. Era un padre de familia que tenía su propia identidad, trabajó duro y se las arregló bien. Sentí que era importante mantenerme como hasta entonces. Después de todo fue mi decisión el no asumir ninguna tarea pública, y por lo tanto mi papel en este contexto es muy simple: apoyar a mi esposa. Es una tarea que puedo manejar como el Sr. Christopher O'Neill", añadió.
El rey Carlos Gustavo les allanó el terreno de forma considerable en el otoño de 2019, cuando comunicó su decisión de retirar el tratamiento de altezas reales a los hijos de Magdalena y Carlos Felipe, de modo que al no tener funciones institucionales en un futuro, los niños podrían criarse libremente y estudiar fuera de Suecia, algo que la constitución no contempla para un príncipe o princesa sueco destinado a representar al jefe del Estado. Sin embargo, ni esta “bendición” del soberano ha hecho que Chris O’Neill recupere un ápice de esa popularidad que perdió al querer seguir siendo una persona normal.
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