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La monarquía sueca fue de las primeras que tomó medidas de protección frente al coronavirus. Suspendió actos oficiales para evitar contagios y sus Reyes dejaron Estocolmo en busca de un destino más tranquilo y menos ajetreado. Unos pasos que dieron después otros monarcas, como Isabel II que dejó el Palacio de Buckingham por el Castillo de Windsor. Lejos de sus hijos y casi en soledad, Carlos Gustavo y Silvia de Suecia pasaron los cuatro meses de confinamiento en el castillo de Stenhammar, su residencia de verano. Alejados de todo al ser, por su edad, grupo de riesgo. Al igual que muchas otras personas mayores, el soberano y su esposa no salieron de casa y contaron con la ayuda vecinal durante las semanas de encierro.
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Ha sido la propia reina Silvia la que ha contado cómo vivieron las semanas de confinamiento y desescalada y ha revelado que un vecino les hizo la compra mientras permanecieron en Stenhammar. “Teníamos un vecino amable que nos hacía la compra, porque solo estábamos nosotros dos. Debo decir que nunca me había sentido tan mayor de 70 años como ahora”, ha dicho la mujer de Carlos Gustavo, de76 años, en su primer podcast y que recoge la revista Svensk Dam.
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También ha relatado cómo se produjeron las visitas de sus hijos y nietos este verano. Siempre muy cautelosos, se reencontraron con los pequeños de la familia de uno en uno y en el jardín. “Primero vino la princesa Victoria con su familia y luego el príncipe Carlos Felipe con la suya”, recuerda. La princesa Magdalena, que reside en Miami, no pudo viajar a su país natal por las restricciones derivadas del COVID.
Tras el verano, Carlos Gustavo y Silvia de Suecia han ido recuperando su agenda institucional, algo que también han hecho los reyes Felipe y Letizia y muchas de las otras Casas Reales que se están adaptando a la nueva normalidad. Así, a primeros de septiembre, el matrimonio real inauguró la nueva sesión del Riksdag, el Parlamento sueco, uno de los actos de mayor relevancia institucional del año. A pesar de no llevar mascarilla, respecto a otros años, se redujo drásticamente el número de asistentes a la ceremonia, de los parlamentarios y de los invitados e incluso la Familia Real también vio reducida su presencia con solo la asistencia de los Reyes. En su discurso, Carlos Gustavo recordó a los 5.837 compatriotas suecos que murieron de COVID-19.
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