El comienzo de este curso oficial está siendo el más triste de cuantos se recuerden. El rey Carlos Gustavo de Suecia inauguró este martes la nueva sesión del Riksdag, el Parlamento sueco, uno de los actos de mayor relevancia institucional del año, que los Bernadotte nunca se pierden. Puntualmente, cada mes de septiembre, Victoria de Suecia y su cuñada, la princesa Sofía, asisten junto a sus maridos, los príncipes Daniel y Carlos Felipe, así como con la princesa Magdalena, si coincide de visita en la fecha, a la apertura del Riksdag, a cargo del Rey de Suecia, y al servicio religioso que lo precede.
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Pero este martes 8 de septiembre de 2020, año distinto a todos, ninguna de las dos parejas, ni tampoco la princesa Magdalena que permanece en Miami, estuvieron presentes en el hemiciclo de la isla de Helgeandsholmen, Estocolmo, la segunda cámara con mayor paridad de Europa (completan la terna el español y el finlandés) con un 47 por ciento de mujeres en los 349 disputados que la integran. Con gesto grave, el rey Carlos Gustavo llegó al Palacio del Parlamento solamente acompañado por su esposa, la reina Silvia, que en ausencia de las princesas dio la mejor imagen del reino, de blanco y negro, tal y como exige el código de vestimenta de las mujeres de la Familia Real sueca para el inicio de la legislatura.
Las notables ausencias de los príncipes herederos Victoria y Daniel y de los príncipes Carlos Felipe y Sofia a la solemne cita de la apertura parlamentaria de este año tenían causa bien justificada: las estrictas precauciones sanitarias. Para evitar la propagación del COVID-19, se redujo drásticamente el número de asistentes a la ceremonia, de los parlamentarios y de los invitados. Aplicada la medida a la Familia Real sueca, se llevó a cabo también en el gobierno, ya que solo la mitad de los ministros estaban convocados en esta ocasión, mientras que un solo embajador representaba al cuerpo diplomático.
Por supuesto el omnipresente coronavirus estuvo también en el corazón del discurso parlamentario del rey Carlos Gustavo, que recordó a los 5.837 compatriotas suecos que murieron de COVID-19, según las cifras oficiales del día anterior, asumiendo que había sido una gran pena para los suyos pero también una gran pérdida para el país: “La pandemia ha puesto a Suecia y al mundo en una situación que nos afecta a todos y cada uno. Necesitamos adaptarnos, reconsiderar y encontrar nuevas formas de avanzar. Suecia siempre ha hecho esto. Y es lo mismo hoy”.