La salida de los duques de Sussex de la Casa Real británica provocó un terremoto en el Reino Unido y los movimientos se dejaron sentir en otras monarquías europeas. Así que ahora que Sofia de Suecia, la mujer del príncipe Carlos Felipe, está abriéndose más, en cuanto un periodista ha tenido la oportunidad de lanzarle la pregunta, no lo ha dejado escapar. “Sofia, ¿te gustaría hacer un ‘Megxit’?” La nuera de los Reyes de Suecia responde y muestra que hay heridas que tardan años en cerrar.
“No. Realmente no. Creo que he encontrado un equilibrio fantástico y realmente veo lo positivo ahora que he superado estos complicados años. Es una gran ventaja, ya que tenemos la oportunidad de estar un poco en ambos mundos”, cuenta Sofia al canal de televisión sueco TV4 para el que ha estado rodando un documental que supone dar un paso al frente y mostrar facetas de su personalidad y de su vida que hasta ahora no habían salido.
“Desde que me convertí en princesa, he pasado por muchas crisis de identidad. ¿Quién soy yo?”, reflexiona la Princesa antes de desvelar que en Sudáfrica, donde compró un apartamento de soltera con vistas al mar y emprendió sus labores filantrópicas a la vez que la Casa Real confirmaba su noviazgo con Carlos Felipe. “Aquí en Sudáfrica tengo un tipo de identidad y cuando llego a casa tengo algo más. Aquí se me permite ser quien quiero ser”, cuenta a la periodista Renée Nyberg, con la que ha viajado hasta Ciudad del Cabo para el rodaje.
“A veces puedes desear algo más, algo mucho más simple. Y eres consciente de que cuando vives la vida que yo hago, las cosas caras no te hacen más feliz como ser humano”, explica Sofia, que en varias ocasiones ha manifestado el dolor que sintió cuando se convirtió en el centro de la diana. “Fue un enorme torrente de odio hacía mí cuando empezamos juntos. Y esto ha terminado por convertirse en una cicatriz en mi alma”, advirtió hace un año cuando presentó una iniciativa para frenar el acoso cibernético.
Lo que nadie le perdonaba
Ex modelo, concursante de un reality de televisión, con una formación cuestionada y una breve carrera profesional en el yoga, Sofia Hellqvist no era en la princesa ideal que soñaban para Carlos Felipe. Sobre todo, cuando venía de tener un noviazgo con una íntima amiga de su hermana Magdalena que sí pertenecía a su círculo y, hay que admitirlo, además era uno de los príncipes solteros más guapos de Europa. Entonces contaba con una única gran baza a su favor y es que el Príncipe estaba (y parece que sigue así) profundamente enamorado de ella. Juntos supieron esquivar una campaña que apuntó directamente a Sofia y que años después ambos han denunciado.
La otra vida de Sofia de Suecia
La pareja vivió más cinco años de noviazgo y se casó en el año 2015. Una década después poco queda de esa joven: Sofia inició una larga transición para convertirse en miembro activo de la Casa Real, algo que también hizo su familia. El medio sueco Svenskdam publicó que incluso su madre se retiró de la vida política local y dejó de postularse como concejal a su municipio cuando se dio a conocer la relación de su hija con el Príncipe. Sofia Hellqvist se transformó en Sofía de Suecia (quizá por eso revela ahora sus crisis de identidad) y lo hizo de forma discreta, convirtiéndose en un activo y lo ha demostrado involucrándose durante pandemia de la COVID-19 de una forma que pocos (o ninguno) han hecho, es decir, trabajando desde dentro de los hospitales incluso en las labores de limpieza, cocina o desinfección de camas.
Este trabajo unido a la organización infantil que montó en Sudáfrica, Project Playground, y a la constante promoción que hace de Suecia, apostando por ella siempre como destino vacacional y mostrando las encantadoras y naturales salidas privadas con sus pequeños Alexander y Gabriel le han servido para que su popularidad suba como la espuma.
El otro ‘Megxit’ de la Casa Real sueca
En esto también ha podido influir en cierta medida la vacante que dejó la que un día fuera la princesa más llamativa del reino, es decir, Magdalena de Suecia, que desde que rompió su noviazgo con Jonas Bergström en el año 2009, no volvió a ser una princesa “a tiempo completo” en Suecia. Después de su boda con Chris O’Neill se instaló de forma definitiva fuera del país y ahora llevan una vida independiente en los Estados Unidos. Para ello el financiero y la princesa no tuvieron que hacer un 'Megxit' les bastó con sentar las bases desde el principio. Chris O'Neill renunció al título de Príncipe antes de la boda y dijo que quería seguir manteniendo su carrera profesional, algo incompatible con representar al país, y su doble nacionalidad, estadounidense y británica, esto también hubiera sido imposible. Esto no quiere decir que no le hayan llovido críticas por ello y que constantemente no vea como los resultados de sus empresas son analizados con lupa desde Suecia.
Por otro lado, conviene destacar que el propio rey Carlos Gustavo de Suecia preparó el terreno para que un ‘Megxit’ no fuera necesario. En octubre de 2019 el soberano anunció su decisión de retirar los títulos reales a los hijos de Carlos Felipe y Magdalena. “A principios de año tomé la decisión de definir lo que se conoce como la Casa Real. La intención era aclarar qué miembros de la Familia Real actuarán como representantes oficiales de Suecia en el futuro. Para mí, es una forma de acotar cuáles son las expectativas. Espero que la decisión sea útil cuando mis nietos tengan que labrarse su propio futuro. Pero para ese día aún queda mucho”, explicó Carlos Gustavo durante el último discurso de Navidad.
Es decir, los príncipes Alexander y Gabriel, hijos de Carlos Felipe y Sofía de Suecia, y los príncipes Leonore, Nicolas y Adrienne, hijos de Magdalena y Chris O´Neill dejaron de pertenecer a la Casa Real (que no a la Familia Real) y se les retiró el tratamiento de Alteza Real aunque conservan su lugar en la línea de sucesión. La medida fue muy comentada, pero al final aplaudida dentro y fuera de la familia ya que se trataba de dejar claro los derechos y deberes que tendrán en el futuro y confirmar que el peso de la institución recae exclusivamente en Victoria (junto al príncipe Daniel) y en un futuro en Estelle y Oscar de Suecia, primera, segunda y tercero respectivamente en la línea de sucesión. Esta medida también venía a permitir que los nietos del Rey estudiaran en los Estados Unidos, algo que no estaba contemplado para un príncipe o princesa sueco.
No sería justo terminar sin recordar que el 'Megxit' surgió el pasado marzo cuando Harry y Meghan tomaron la decisión de abandonar la primera fila de la monarquía británica para ser financieramente independientes y criar a su hijo fuera de palacio, concretamente en los Estados Unidos. Un término, al hilo del ‘Brexit’, que une el nombre de Meghan y exit (salida en inglés). Aunque desde distintas fuentes se han insistido en que ese término no es del todo correcto, por ejemplo, en la reciente biografía Fiding Freedom se quiere dejar claro que Meghan no fue la fuerza impulsora del cambio, fue Harry el que tomó la decisión meditada, producto de acontecimientos que fueron sucediendo a lo largo de su vida y después de mucho tiempo siendo infeliz. Motivo por el cual, el termino 'Megxit' no resulta ni acertado ni del agrado de Harry.
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