Nunca el nacimiento de un nieto de los Reyes de Suecia (y ya tienen seis) había dado tanto que hablar. Sin embargo, la llegada del tercer hijo de la princesa Magdalena y Chris O´Neill lleva semanas siendo un tema recurrente en el país y ha hecho que la Casa Real se pronuncie al respecto varias veces. Primero surgió el debate sobre en qué país nacería el bebé y ahora, cuando la Princesa acaba de aterrizar en Estocolmo para un nacimiento que está previsto para marzo, la Casa Real quiere dejar claro los términos económicos.
“No revelaremos en qué hospital será pero queremos dejar claro que la atención recibida en el nacimiento se financiará con fondos privados, ya que la Princesa y su familia no están registrados en Suecia”, ha comunicado la responsable de comunicación de la Casa Real, Margareta Thorgren al medio Svensk Damtidning con el fin de evitar el polémico debate que se abrió tanto después el nacimiento del segundo hijo de la pareja, el príncipe Nicolás.
¿Estocolmo o Londres? La llegada del tercer hijo de Magdalena de Suecia abre la polémica
Chris O´Neill: príncipe no, chico de portada sí
Entonces se comentó que la Princesa había reservado habitación en el hospital de Danderyd, al norte de Estocolmo y que algunos pacientes tuvieron que ser remitidos a otras clínicas, un trato que algunos suecos tacharon de preferencial y consideraron inaceptable pero que fue desmentido por el propio hospital. Las críticas se repitieron tras el nacimiento del príncipe Gabriel, el segundo hijo de Carlos Felipe y Sofia de Suecia, sin embargo, desde el hospital Danderyd se volvió a aclarar que ningún paciente se había visto afectado por el hecho de que la Princesa hubiera dado luz allí.
En un país, considerado en Europa adalid de calidad de vida y en el que la atención sanitaria se financia en la mayoría con fondos públicos, el nacimiento de la Princesa que está afincada en Londres con su familia desde el otoño de 2015 estaba siendo analizado con lupa y de este modo la Casa Real ha querido evitar de antemano que se reabra la polémica. Hay que recordar que el marido de la Princesa rechazó antes de la boda el título de príncipe, el tratamiento de alteza real y con ello las obligaciones en cuanto a ciudadanía y limitaciones para hacer negocios con el fin de poder continuar con su profesión como financiero.