El segundo hijo de los príncipes Carlos Felipe y Sofia, sexto nieto de los Reyes de Suecia, ha sido el protagonista de esta fría pero entrañable mañana en la isla de Lövon. Gabriel de Suecia, Duque de Dalarna, ha recibido las aguas bautismales en la Capilla Real del Palacio de Drottningholm acompañado por la familia Bernadotte casi al completo.
Aunque todos los bautizos de los nietos de los Reyes de Suecia siguen el mismo patrón, lo cierto es que cada uno es especial o distinto por algún detalle y el de Gabriel se ha convertido en un idílico bautizo invernal. Aunque el frío sueco ha obligado a modificar alguna tradición esto no ha desmerecido unas celebraciones para las que se ha dispuesto una decoración casi navideña -con pinos y detalles en rojo rodeando la histórica pila bautismal- muy acorde para un día en el que amenazaba la lluvia y en el que los termómetros no alcanzaban los 3 grados cuando a las once de la mañana comenzaron a llegar los 150 invitados escoltados por la guardia de honor.
A las doce en punto, siguiendo la agenda prevista, han comenzado a llegar los primeros miembros de la Familia Real. Los primeros han sido Victoria de Suecia, vestida de rojo y de nuevo a juego con Estelle, luciendo un nuevo estirón y una chaqueta también con flores de Edelweiss bordadas; el príncipe Daniel y el príncipe Oscar han entrado tras ellas, también acompañados por Chris O´Neill que iba sin sus hijos, los príncipes Leonore y Nicolas, confirmando lo que ya avanzaba la lista de invitados que la Casa Real publicó esta misma mañana, que ellos serían los grandes ausentes de esta ceremonia, horas después la Casa Real explicaría que los pequeños sufren jet lag debido al reciente viaje familiar a los Estados Unidos. Acto seguido ha entrado la familia Hellqvist: los abuelos maternos del protagonista, Marie y Erik Hellqvist, y su hermana mayor Lina, junto a la abuela de la Princesa, Britt Rotman.
Los invitados se han puesto en pie y las trompetas han anunciado la llegada de los Reyes que han sido recibidos por los resposables del oficio religioso, el arzobispo emérito Anders Wejryd, asistido por el capellán de la Corte, el obispo Johan Dalman y por el capella regular de la Corte, Michael Bjerkhagen, esos dos últimos asistieron también el bautizo de Alexander, que tuvo lugar el 9 de septiembre de 2016.
Los siguientes en entrar en la Capilla Real han sido los padrinos: Magdalena de Suecia, luciendo su tercer embarazo y Sara Hellqvist, hermana pequeña de Sofia, una eleción que entraba dentro de lo previsto ya que Victoria de Suecia y Lina Frejd -hermana mayor de Sofia- fueron las elegidas como madrinas de Alexander. Thomas de Toledo Sommerlath, hijo de Ralf Sommerlath, hermano de la reina Silvia y por tanto primo hermano de Príncipe ha sido otro de los padrinos y los otros dos mentores que completan esa lista de cinco forman del círculo más íntimo de los príncipes: Oscar Kylberg, amigo íntimo desde que estudiaron juntos en la escuela de diseño Forsbergs de Estocolmo y socio de Carlos Felipe en la firma de diseño Bernadotte & Kylberg; y Carolina Pihl, amiga de Sofia de su etapa como profesora de yoga en Nueva York y con la lque lanzó la firma de ropa para practicar yoga Drop of Mindfulness en el año 2010.
¡Por fin! El protagonista y la novedad de la ceremonia, Carlos Felipe y Sofia -que han cruzado románticas miradas durante toda la ceremonia- llegaban con los príncipes Alexander y Gabriel, vestido como siempre con el histórico faldón de cristianar de los Bernadotte, una prenda que estrenó el príncipe Gustavo Adolfo cuando fue bautizado en 1906 y que a lo largo de todo un siglo lo han usado todos los miembros de la Familia Real, un vestido que, desde 1935, lleva bordado en el forro los nombres de todos los príncipes con las fechas de sus bautizos.
Ha sido la Princesa la que ha sorprendido luciendo un traje regional, algo que no había ocurrido hasta ahora en un bautizo real. En concreto Sofia iba vestida con el traje de Dalarna, un gesto cargado de simbolismo ya que Gabriel recibió al nacer, el 31 de agosto de 2017, por orden de su abuelo el título de Duque de Dalarna, una de las 21 provincias en que se divide Suecia, situada en el centro del país. De hecho, alguna de las piezas musicales más bonitas que ha sonado durante el bautizo han corrido a cargo de la cantante, compositora y destacada instrumentista Lena Willmark, nacida en Dalarna y una virtuosa de la música tradicional sueca. Tampoco ha faltado entre los invitados Ylva Thorn, gobernadora de la provincia.
Como siempre los nietos de los Reyes han sido los protagonistas, mientras Gabriel dormía plácidamente en los brazos de su madre, su hermano Alexander ha comenzado a caminar, se ha caído aparatosamente y sus llantos han resonado en el templo. Oscar de Suecia, muy tranquilo sobre el regazo de su madre ha mordisqueado una galleta, y Estelle de Suecia, que ha tenido su momento de protagonismo vertiendo el agua en la pila bautismal, mientras sus abuelos la miraban con orgullo. Frente a la tranquilidad de su hermano Alexander, que fue bautizado en septiembre del año pasado sin derramar ni una sola lágrima, Gabriel ha comenzado a llorar cuando pasaba de los brazos de su madre a los del Arzobispo y mientras recibía el agua recogida de la fuente real de la isla sueca de Öland.
Entre los invitados han estado las dos hermanas del rey con sus familias, la princesa Cristina y Margarita, así como el hermano de la reina Silvia, Ralf de Toledo Sommerlath, también acompañado por su familia. Tampoco han faltado miembros de otras casas reales como Leopoldo -que es padrino de Carlos Felipe- y Úrsula de Baviera; miembros del Gobierno y del Parlamento Sueco, así como los líderes de los principales partidos políticos, y embajadores y representantes del cuerpo diplomático de Bolivia, Dinamarca, Noruega, Finlandia e Islandia. Veintiocho han sido los amigos personales de Carlos Felipe y Sofia de Suecia que les acompañan en el gran día -entre ellos Jan-Åke Hansson, el mejor amigo del Príncipe, padrino de Alexander y quien ejerció de "bestman" en su boda-, eso sin olvidar a un largo listado de miembros de la corte y el equipo médico que asistió el nacimiento del príncipe Gabriel.
Como ha hecho con sus cinco nietos anteriores, el rey Carlos Gustavo de Suecia aprovechó la ceremonia para otorgar al pequeño la condecoración más importante de Suecia, la Orden de los Serafines, que Gabriel no podrá usar hasta su mayoría de edad. Una vez terminada la ceremonia, Alexander de Suecia, ya recuperado de su tropiezo, ha protagonizado un divertido momento intentando escapar de su padre que le reclamaba para salir del templo. El viento soplaba con fuerza mientras las fuerzas armadas disparaban desde un barco las 21 salvas de cañón para anunciar que el nieto de los Reyes ya había sido bautizado. Con Carlos Felipe, Sofia, Alexander y Gabriel a la cabeza, la Familia Real y sus invitados han comenzado ha hacer un recorrido a pie que ha tenido que verse acortado debido al frío.