¡Ahora sí! Sofia de Suecia abre el joyero real
Demostraciones de afecto hay muchas, pero pocas tan brillantes como la que los Reyes de Suecia ofrecieron anoche a la bella princesa Sofia: la Tiara de Amatistas. La mujer del príncipe Carlos Felipe apareció con la fabulosa pieza durante la cena de gala que se celebró en el Palacio Real de Estocolmo en honor al Gobernador general de Canadá, David Lloyd Johnston, y su mujer, Sharon, en una prueba más del cariño absoluto que los reyes Carlos Gustavo y Silvia sienten por su nuera, un miembro en todos los sentidos y consideración de la Familia Real sueca.
La princesa Sofía ha abierto el joyero real para elegir esta vez sí una de las tiaras de mayor importancia y majestuosidad. La Princesa, que se casó con la diadema de brillantes y esmeraldas que los Reyes le obsequiaron como regalo de bodas, tuvo acceso a la cámara del tesoro del Palacio Real de Estocolmo por primera vez en las últimas celebraciones de los Premios Nobel. Solo su tiara había coronado las veladas de gala de la Princesa hasta entonces.
Debutó tímidamente la noche de la entrega de los galardones con una tiara de acero, una pieza menor y poco usada, si bien al segundo banquete se desquitó luciendo la tiara Carl Johan o de Rosetones –que puede ser de cuatro o de seis- con sus pistilos y sus hojas de brillantes, unas flores que pertenecieron a la reina Luisa Ulrica de Prusia. Casi todas las damas de la realeza sueca han llevado esa diadema, tanto la reina Silvia, como las hermanas del rey Carlos Gustavo o las princesas Victoria y Magdalena.
Existe una especie de jerarquía no enunciada de las tiaras reales. Algunas son usadas exclusivamente por la reina; otras son de propiedad privada de las princesas y otras son de libre acceso para todas las damas reales. La Tiara de Amatistas de la Familia Real sueca, que perteneció a Josephine de Leuchtenberg, consorte de Oscar I de Suecia y Noruega, es una de esas que causan mayor fascinación a la princesa Magdalena, que se la ha puesto varias veces, así como la princesa Victoria e incluso la reina Silvia. Y anoche la joya, una de las más exquisitas de la Familia Real sueca, coronó también a la princesa Sofía en un nuevo gesto de aprecio.
Fue tal vez la más deslumbrante, pero no la única. También la reina Silvia y la princesa Magdalena, en ausencia de la princesa Victoria que disfruta en familia de sus vacaciones de invierno, volvieron a ser damas de diamantes. Silvia de Suecia lució para la ocasión la Tiara de las Nueve Puntas, también conocida como Tiara de la reina Sofía, que fue encargada por Oscar II de Suecia para su mujer Sofía Nassau en Berlín. La pieza, realizada en diamantes talla brillante, consta de nueve puntas y una base de filigrana clásica.
Por su parte la princesa Magdalena, que estrenó un sugerente vestido con doble escote de alrededor de 2.850 euros de la firma Temperley London, la misma que viste la Duquesa de Cambridge, coronó su atuendo con la tiara de aguamarinas, conocida como Kokoshnik (en alusión a los típicos tocados rusos), que llegó a la Familia Real sueca a través de la reina Margarita de Connaught y la princesa Sibila se la dejó en herencia a la princesa Margaretha, hermana del rey Carlos Gustavo, y unos pendientes de brillantes y aguamarinas.