Era una de las citas más esperadas del año en la agenda oficial de la Familia Real sueca, de modo que todos se vistieron con sus mejores galas para asistir a la ceremonia de los Premios Nobel, celebrada en el Konserthus de Estocolmo y presidida por el rey Carlos Gustavo de Suecia.
Este año, los galardones fueron para David Thouless, Duncan Haldane y John Michael Kosterlitz en la categoría de Física, Jean-Pierre Sauvage, Fraser Stoddart y Bernard Feringa en Química, Yoshinori Ohsumi en Medicina, Bob Dylan en Literatura, Oliver Hart y Bengt Holmström en Economía. Horas antes, Juan Manuel Santos recibía el premio Nobel de la Paz en la ceremonia que tuvo lugar en Oslo.
Como es tradición, los premiados recibieron su medalla, el diploma y el certificado monetario de ocho millones de coronas suecas (824.000 euros) de manos del rey Carlos Gustavo. Todos menos el cantautor Bob Dylan, quien, tal y como había anunciado, no pudo acudir a recogerlo debido a los compromisos de su agenda. En su lugar asistió la cantante estadounidense Patti Smith, que interpretó el tema A Hard Rain's A-Gonna Fall del cantautor acompañada únicamente por una guitarra. Los nervios fueron inevitables y jugaron una mala pasada a la artista, que se disculpó por su tropiezo. Pese a ello, consiguió emocionar a los asistentes -algunos, incluso, no pudieron contener las lágrimas- y recibió todo el calor del público del auditorio, que le dedicó una gran ovación al finalizar la canción.
La actuación de Patti Smith estaba prevista antes de que el artista renunciase a viajar a Estocolmo. Al saber que el músico aceptaba el galardón pero no acudiría al acto, decidió cambiar un tema suyo por el del estadounidense. Aunque no pudo estar físicamente, Bob Dylan sí estuvo "en espíritu", tal y como explicó en el discurso que leyó en su nombre la embajadora estadounidense en Suecia, Azita Rajji, durante el posterior banquete. En él, aseguró que era un gran honor recibir un premio "tan prestigioso", algo que "nunca habría podido imaginar".
Tras el acto de entrega de premios tuvo lugar el banquete en honor de los Premios Nobel en el Salón Azul del Ayuntamiento de Estocolmo. Por sus imponentes escaleras de piedra descendieron, una a una, las damas de la Familia Real sueca con sus vestidos de ensueño, maravillosas joyas y tiaras y elaborados peinados, un auténtico desfile de 'glamour' y elegancia real.
La princesa heredera Victoria, que acudió con su esposo el príncipe Daniel, lució un brillante vestido de color malva metalizado con brocados dorados firmado por H&M, con cuerpo entallado y vuelo en la falda, que dejaba al descubierto uno de sus hombros. Completó su estilismo con un vistoso collar a juego con sus pendientes y una espectacular tiara a la que cedió todo el protagonismo recogiendo su melena en un moño.
Por su parte, la princesa Magdalena, que fue con su marido Chris O'Neill, optó por un vaporoso diseño de color rosa y una tiara que, curiosamente, era la misma que llevó su hermana Victoria en la ceremonia de los Nobel del año pasado, así como en la boda del príncipe Carlos Felipe y Sofia de Suecia. Se trata de la tiara de Diamantes de Connaught, también conocida como No me olvides
Sofia de Suecia, acompañando al príncipe Carlos Felipe, se decantó por un vestido de seda verde oscuro sin más adornos en el diseño que sus broches. Fue la única que decidió dejar su melena suelta. En cuanto a la reina Silvia, lució un traje gris de pedrería con escote en uve.
El Salón Azul se vistió para la ocasión con una sencilla decoración floral en colores pasteles y verdes, que rememoraban los los tonos del final de la primavera. Entre las flores predominaban los claveles, orquídeas, crisantemos, lilas y varios tipos de líquenes ofrecidos cada año por la ciudad de Sanremo.
Más de 1.350 comensales disfrutaron de un banquete cuyo menú, como es habitual, se mantuvo en secreto hasta que la Familia Real, los galardonados e invitados de honor estuvieron sentados a la mesa en el Salón. Comenzaron degustando langosta y vieira a la brasa con ortigas, ajo silvestre y patatas de invierno confitadas. El plato principal constó de codorniz de la región sueca de Sudermania al ajo negro y a la brasa de puerro con tupinambo, champiñones silvestres y jugo de piel de pollo asado con granos de mostaza. De postre, una nube de sudachi, sorbete de moras polares, migas de miso y hoja de arroz en fritura.
Además, se sirvieron vinos como el Taittinger Comtes de Champagne Brut Blanc de Blancs 2006, Piccini Poggio Teo Chianti Classico 2010 y Moncaro Tordiruta Passito 2007. El menú llevaba la firma de uno de los mejores chef suecos Sayan Isaksson, con una estrella Michelín en su restaurante Esperanto, mientras la repostería corrió a cargo, por tercer año consecutivo, de Daniel Ross. Ambos empezaron a trabajar en este encargo la pasada primavera probando recetas, hasta confeccionar la opción definitiva, que ha sido cocinada por 43 chefs durante cuatro días.
-Los pendientes de 10.000 euros de Mette-Marit durante la entrega del Nobel de la Paz
Horas antes, en Oslo, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, recibía el Nobel de la Paz, el único de los premios que se entrega en la capital Noruega en lugar de en Estocolmo. Tras el tradicional acto previo en el Centro Nobel de la Paz, donde se rodearon de niños, los Reyes noruegos, Harald y Sonia, así como los príncipes Haakon y Mette-Marit, asistieron a la ceremonia de entrega, celebrada en el ayuntamiento de Oslo.
Santos, galardonado por sus "esfuerzos decididos" para acabar con la guerra, resaltó que el Nobel fue un "regalo caído del cielo", como "el viento de popa que nos impulsó para llegar a nuestro destino: ¡el puerto de la paz!". Entre los asistentes a esta ceremonia se encontraba el ex presidente del Gobierno Felipe González.
Pero ni una, ni dos celebraciones son suficientes para festejar los Nobel. Tanto en Estocolmo como en Oslo echaron palacio por la ventana como es tradición en la gran cita escandinava y continuaron los festejos con sendas veladas de gala. En el Grand Hotel de Oslo, la Familia Real noruega asistió a un concierto en honor al Nobel de la Paz, mientras que la Familia Real sueca obsequió al resto de los premiados con los Nobel en las diferentes categorías una cena de gala en el Palacio Real. Y una vez más allí y allá volvieron a derrochar glamour.