La maternidad no le puede sentar mejor a Victoria de Suecia. No es que esté guapa como nunca, que lo está; no es que asuma tantos compromisos como siempre, que también; es que está pletórica por encima de cualquier otra consideración, y eso se nota. Asoma la vida en su silueta y la dicha en su mirada en la recta final de un embarazo que ha llevado a gala cada día y cada acto de estos ocho meses. Como anoche en la entrega del Premio Global Change en la que la Heredera sueca volvió a vestir de glamour su estado de buena esperanza.
La hija mayor del rey Carlos XVI Gustavo y la reina Silvia de Suecia llegó al Ayuntamiento de Estocolmo bellísima y embarazadísima, moldeando su prominente tripa en un vestido largo, de encaje y trasparencias, de color azul de medianoche. Elegancia real, eco y al alcance de todos los bolsillos, porque la princesa Victoria eligió para la ocasión un vestido de la colección de la próxima primavera de H&M Conscious, la línea eco-responsable de la marca sueca a la que recurrió también en otra cita de especial importancia, la boda de los príncipes Carlos Felipe y Sofia.
La Princesa heredera, que había recogido el pelo en un moño bajo y llevaba como único adorno unos pendientes extralargos de piedras azules, estaba exultante de felicidad como de costumbre. Era todo sonrisas, incluso carcajadas cuando le preguntaron: “¿Tres o cuatro?”. El periodista se refería a la cantidad de compromisos que le quedan antes de cerrar su agenda oficial para el nacimiento de su bebé, pero la princesa Victoria pudo entender que le preguntaban por el número de niños que iba a tener el próximo marzo. Agitando la cabeza, respondió un inmediato “Oh, no, no” y después de una risa de nuevo “no, no”, según declaraciones recogidas por el periódico sueco Expressen. Si son uno, dos, tres o cuatro (días o bebés), se verá. Mientras tanto seguiremos admirando lo bien que le sienta la maternidad.
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