Ha estado en la vida de los noruegos desde el año 2000 y forma parte de la familia real desde el 25 de agosto de 2001, día en el que su madre, Mette-Marit se casó con el príncipe Haakon, que era ya su segundo padre. Marius Borg Høiby creció rodeado de amor y privilegios entre palacios y castillos, viajando en avión privado y con guardaespaldas protegiéndolo, pero van ya tres arrestos que lo han llevado a protagonizar el mayor escándalo de la monarquía noruega, así como a la soledad de una celda en la prisión de Hamar. Bien es cierto que de manera provisional ya que, el miércoles 27 de noviembre, fue puesto en libertad. Le asiste aún la presunción de inocencia y, con 27 años, puede volver a tomar las riendas de su vida, pero, de momento, el futuro no pinta bien.
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Su antiguo hogar, al que ahora tiene prohibido acercarse
Se le acusa de diversos delitos, entre ellos agresión y lesiones a exparejas, amenazas, conducta imprudente, saltarse una orden de alejamiento, robo, posesión de drogas, conducir sin carné y dos cargos más graves de violación que conllevan una pena máxima de diez años de prisión.
Hay un total de seis víctimas y las investigaciones están en curso, pero vuelve a ser libre, tiene pasaporte diplomático y algunos medios noruegos apuntan a que finalmente ingresará en un centro de Reino Unido para luchar contra sus adicciones. De hecho, parece que estaba en camino el 18 de noviembre cuando lo detuvieron por última vez muy cerca de su casa, en Skaugum, donde vive al borde del bosque y a una corta distancia del edificio principal. La mansión de la familia real noruega, que es la residencia privada de los futuros Reyes y, también su antiguo hogar, aunque ahora tiene prohibido acercarse.
Los príncipes le dejaron una casa para que viviera cerca, pero tuviera su independencia
Ha tenido que ser muy duro para su madre, la princesa Mette-Marit, tener que decirle que no puede ir a casa, ver cómo registraban la vivienda de su hijo, que está a escasos cien metros, o cómo se lo llevaban detenido, pero ya no puede protegerlo más.
Los tiempos felices de juegos, charlas, lecturas, deporte y chimenea forman parte del recuerdo. Le dejaron una vivienda -Haakon tiene doce en alquiler- en la finca para que estuviera cerca, pero tuviera su independencia, pero Marius ha traspasado todos los límites. Según diferentes informaciones, han desaparecido valiosos objetos y ha sido el protagonista de fiestas salvajes, vandalismo… Y lo peor, si se demuestra finalmente, usó su casa para abusar de una joven. Información que recogen diferentes medios noruegos, después de que la policía obtuviera vídeos de su teléfono. En su entorno, dice Seher.no “encontramos herederos ricos, celebridades e influencers, pero también personas que han sido condenadas por posesión de cocaína y delitos violentos graves”.
'Desaparecido' de escena con las Navidades a la vuelta de la esquina
Marius se ha teñido el pelo de oscuro, se ha dejado bigote y ha 'desaparecido' de escena. Las Navidades están a la vuelta de la esquina, pero nada será igual en Skaugum, la casa que los reyes Harald y Sonia de Noruega regalaron a los príncipes herederos cuando se casaron, en 2001, aunque no se trasladaron a la vivienda hasta diciembre de 2003, cuando concluyeron las reformas y la decoración, que costó más de cuatro millones de euros.
No es un palacio ni un castillo en apariencia -parece una mansión suiza-, pero es una mansión impresionante rodeada de tierras de cultivo y un magnífico jardín de 15 hectáreas. La parte superior está destinada para el uso familiar privado, y la planta baja, con salones que se comunican entre sí y ofrecen vistas espectaculares del fiordo de Oslo a través de la hilera de grandes ventanales, para la vida oficial.
Una casa 1.000 metros cuadrados y 140 estancias
La finca está situada al sureste de la capital, en la localidad de Asker, un municipio tradicionalmente agrícola- y el palacio se levanta sobre los bosques de la colina de Skaugum y Tiene una superficie de unos 1.000 metros cuadrados, consta de 140 estancias, la más destacada, el comedor de 5 metros de altura y 8 metros de ancho.
Su historia se remonta a la Edad Media, aunque pertenece a la Familia real Noruega desde 1929. Los primeros en instalarse fueron el príncipe Olav y su esposa, la princesa Marta de Suecia, aunque no con muy buena suerte. Al año de su llegada, en 1930, la mansión ardió completamente y tardaron dos en volver a construirla. Esta vez en ladrillo revestido con estuco en lugar de madera. Y, en abril de 1940, cuando Alemania ocupó Noruega, se vieron obligados a huir de su hogar con sus tres hijos. Firmada la paz, volvieron a su casa, pero, en 1954, casi 10 años después, Marta, que no llegaría a ser Reina de Noruega, murió de cáncer con sólo 53 años.
Olav, que reinaría viudo durante casi 40 años, siguió viviendo en Skaugum hasta 1968, año en el que hicieron su traslado el príncipe Harald y la princesa Sonia. Sería su hogar durante 33 años. Hasta 2001, cuando se mudaron al ala renovada del Palacio Real dejando paso a la tradición y a los príncipes herederos, que hoy viven las horas más amargas con Marius sin control sobre su vida y en el centro del escándalo. El mayor que ha vivido la corona noruega desde hace un siglo y con el Rey Harald, de 88 años, mal de salud. De ahí que muchos ciudadanos se pregunten si Noruega tendrá un nueva Reina con un hijo cumpliendo condena.