Son dos temas en apariencia independientes, pero que han venido a coincidir en el tiempo, unos meses que no están resultando nada fáciles para la Casa Real noruega a raíz del escándalo por la investigación policial en torno a Marius Borg, el hijo que tuvo la princesa Mette Marit antes de casarse con el príncipe Haakon y que desde los cuatro años ha vivido en el seno de la Familia Real, con todo lo que ello implica en torno a su exposición y privilegios. Mientras los príncipes herederos guardan un silencio que se comienza a cuestionar, el país mira al futuro y no olvida que el rey Harald, con una ya legendaria mala salud de hierro, cumplirá dentro de poco 88 años. En este escenario, la princesa Ingrid es la gran esperanza de su casa, así que tanto la Casa Real como el Parlamento han puesto en marcha planes en torno a ella que incluyen una reforma en la Constitución.
“Protegen a Ingrid del escándalo”. Este es uno de los titulares que lleva este martes uno de los medios que están siguiendo el caso Marius desde el principio y es que parece una oportuna casualidad que mientras los problemas se acumulan para su hermano mayor, tanto ella, como su hermano, el príncipe Sverre, se han borrado del mapa. A los doce meses que la princesa Ingrid iba a pasar en el Batallón de Skjold, como parte de su entrenamiento militar, se acaban de añadir tres más, por lo que no se espera su graduación hasta abril del próximo año. La versión que ofrece la cadena publica (NRK) es que la estancia se prolongó debido a una decisión de su educador, sin embargo, el medio Se og Hør, cuenta que han sido sus padres los que han impulsado esta prolongación de su estancia en el norte del país porque “están profundamente preocupados por la influencia de Marius Borg Høiby sobre su hermana pequeña”.
Esta preocupación en torno a la hija del heredero lleva semanas recorriendo el país, quizá por esto el Parlamento noruego ha querido mostrar su confianza en ella y han presentado una propuesta para que se cambie la Constitución, de modo que pueda actuar como regente desde que la modificación sea aprobada. Fue este lunes cuando seis grupos parlamentarios pusieron el foco en el artículo 41, que dicta que es el heredero el único que puede asumir la regencia si el rey está en el extranjero o enfermo. “Si el heredero al trono no está disponible, será el gobierno el que actúe de pleno como jefe del Estado”, recoge la norma vigente.
De momento el clima es favorable y se analiza como una medida con la que la princesa Ingrid comenzará a ganar experiencia, a la vez que aliviará la presión sobre un príncipe Haakon al que cada vez le resultan más complejos los viajes al extranjero. No hay que olvidar que este año el rey Harald estuvo de baja casi dos meses después de la infección que contrajo durante un viaje a Malasia y tras el cual anunció su intención de disminuir sus compromisos, ya que la abdicación nunca ha estado entre los planes de un monarca que no está dispuesto a romper con su palabra de ser rey hasta el final.
La única objeción que se ha puesto a la modificación de la norma, que todavía tiene que ser estudiada y debatida en el órgano legislativo, es que tiene que matizar bien quién puede ejercer la regencia y quién no, ya que rápidamente han surgido las dudas de si esa reforma otorgará nuevos derechos al príncipe Sverre y la princesa Marta Luisa, tercero y cuarto en la línea sucesoria al trono noruego. A este escenario se ha llegado ahora y no antes por que por primera vez en la joven dinastía noruega, que comenzó a reinar en 1905, se da el caso de que hay dos herederos (Haakon y su hija Ingrid) mayores de edad.
Por otro lado, está el tema del caso Marius y de cómo y a quién está dañando en su popularidad. Si en un principio parecía que las presuntas ilegalidades que hubiera podido cometer una persona que nunca ha representado a la institución no iban a afectar a una de las monarquías mejor valoradas de Europa, dos meses después todo ha cambiado. Al margen de los escalofriantes hechos de los que se le acusa, esta detención ha permitido que salgan a la luz informaciones que no favorecen la imagen de los príncipes Haakon y Mette Marit, que según el propio Marius estaban al corriente de las amistades peligrosas de su hijo y de que estas amistades entraban en la residencia real.
Es más, el mismo día que se habla sobre la posible regencia de la princesa Ingrid, Se og Hør publica que Marius cuando fue detenido llevaba encima un teléfono móvil roto y sin tarjeta sim, lo que sería posible, según el citado medio, gracias a que alguien le avisó con antelación de que esa detención iba a producirse. No es la primera vez en todo este proceso que la prensa noruega pone el foco en un posible trato de favor de las autoridades con el hijo de la princesa, lo que no favorece a la figura del príncipe Haakon que continúa guardando silencio, algo que en parte es comprensible hasta que no haya una verdad judicial de los hechos de los que se acusa a Marius Borg Hoiby.