Esta semana se cumplen dos meses desde que Marius Borg Høiby fue detenido y acusado de lesiones y daños corporales en Frogner, Oslo, un incidente que ha derivado en una causa penal en su contra que se intensificó cuando dos de sus ex novias revelaron, tanto en redes sociales como ante la policía noruega, que ellas también habían sido víctimas de violencia, amenazas y abuso. Mientras la policía continúa con una investigación en torno a unos cargos que están castigados en el país con penas que van desde la prisión, hasta el castigo comunitario o la multa, la Familia Real Noruega sigue guardando silencio. Sin embargo, cada día la prensa arroja nuevas informaciones sobre el hijo que la princesa Mette Marit tuvo antes de casarse con el heredero y muchas de ellas apuntan a que los problemas con Marius eran un secreto a voces.
Lo que ya se conoce como el “caso Marius” arrancó el 4 de agosto cuando la policía acudió a un domicilio particular por un “incidente violento” que había ocurrido durante esa noche, dos días después ya sabía que el hermano mayor de la futura reina había sido arrestado y puesto en libertad. Entonces la policía confirmó que el cargo se refería tanto a lesiones corporales como a daños materiales y que existía una relación entre Marius Borg Høiby y la víctima. Fue entonces cuando el príncipe Haakon, que no suele esquivar a la prensa, advirtió que este era un “asunto serio”, sin embargo, ese asunto era solo la punta del iceberg y, dos meses después, la bola de nieve sigue creciendo imparable.
En esas primeras declaraciones a la cadena pública noruega y en un momento de máxima expectación, el príncipe Haakon aseguró que solo sabía lo que Marius le había contado. No obstante, a media que ha ido avanzando el caso, la prensa noruega ha narrado episodios que parece imposible que hayan pasado inadvertidos ya que todos se han desarrollado dentro la finca de Skaugum, la residencia oficial del heredero y, por tanto, una propiedad fuertemente vigilada.
Se og Hør asegura que Marius destrozó la idílica casa que le había sido cedida en el interior de esos terrenos reales, lo que le permitía tener independencia a la vez de estar a la lado de su familia en un entorno privilegiado y hermético, unos daños que, según el citado medio, provocaron que se le restringiera el acceso, por lo que estaría al corriente tanto la Familia Real como su cuerpo de seguridad. Esta no es la única información reciente que apunta a que los príncipes herederos tenían que estar al corriente, ya que el mismo medio publicó la semana pasada que la policía había advertido a Marius sobre sus compañías peligrosas, amistades a las que invitaba a la residencia real para fiestas que se han calificado de “salvajes” y tras las que al parecer desaparecían objetos de valor que eran propiedad de la corona.
“Mi círculo de amigos es el mismo desde hace diez años, y así son las cosas. Mis padres lo saben, mis amigos también, no puedo hacer nada al respecto”
“Mi círculo de amigos es el mismo desde hace diez años, y así son las cosas. Mis padres lo saben, mis amigos también, no puedo hacer nada al respecto”, aseguró Marius en unos audios que desmenuza Se og Hør y en los que se aprecia un trato especial de la policía con el hijo de la princesa, ya que le advierten de forma extraoficial que se está metiendo en problemas al tener amistad con personas investigadas por tráfico de drogas. Es más, la policía le recuerda que aunque no haya consecuencias legales todo podría derivar en un problema mediático y Marius responde (según los audios en propiedad del citado medio) creyéndose intocable al asegurar que a la prensa noruega “no se le permite escribir de esto”.
Ahora la burbuja de impunidad parece haber explotado y el listado de cuentas pendientes es cada día más largo. Según la última actualización de la policía los cargos contra Marius Borg Høiby, que sigue en libertad, implican a cuatro personas (tres mujeres y un hombre) que le acusan de lesiones corporales, abuso en las relaciones cercanas, la violación de una orden de alejamiento y amenazas. Sin olvidar, según VG, una denuncia previa por el robo de una motocicleta.
En medio de este escenario el ‘caso Marius’ se ha visto salpicado por giros insólitos como el reconocimiento del propio hijo de la princesa de los hechos acontecidos en la noche del 4 de agosto, a través de una carta que compartió su abogado en la que dijo que había consumido drogas y que padecía diversos problemas de salud mental. Por otro lado, en plena polémica y después de un interrogatorio policial, Marius se marchó, según su abogado “en busca de paz”, a la Toscana, un viaje que resultó todavía más polémico cuando se supo que lo había hecho usando su pasaporte diplomático.
Si hace dos meses la maniobra era la de distanciar a la Casa Real noruega de Marius, que por otro lado nunca ha sido un miembro de la institución ni ha tenido un papel oficial, cada vez son más los medios del país que reclaman una entrevista o una declaración por parte de los príncipes Haakon y Mette Marit, que, por otro lado, sería lógico que guardaran silencio hasta que ver el recorrido judicial que tiene el caso.