El mismo día que celebran su 20 aniversario de boda, Federico y Mary de Dinamarca comienzan una visita de Estado (la segunda desde que él fue proclamado jefe del Estado danés) de dos días en Noruega. La pareja ha apostado por hacer el viaje a bordo del barco real y el destino ha sido elegido en base a los vínculos históricos que tienen los dos reinos y las dos familias, ya que no hace tantas generaciones en realidad eran una sola. Esta es la historia de una "vacante" en el trono de Noruega y de cómo un príncipe danés (el abuelo del actual rey Harald) supo hacerse con ella y, más difícil todavía, mantenerla también en tiempos de guerra.
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Hay que partir de que a lo largo de la historia en muchos periodos de tiempo Dinamarca, Suecia y Noruega estuvieron fusionados o gobernados bajo la misma persona, sin embargo, esta historia es reciente, ya que hasta 1905 Noruega no logró independizarse de Suecia para ser un Estado absolutamente soberano. Al cortar los lazos, Noruega dejaba de estar bajo el reinado de Oscar II de Suecia (que era de la dinastía que reina en la actualidad, los Bernadotte, una casa real fundada por uno de los mariscales de Napoleón) y se enfrentaba a la pregunta de quién ocuparía entonces la jefatura del Estado. Así fue cómo se creó un comité en busca del candidato perfecto.
Sin sorpresas al frente, buscaron un hombre, uno que hubiera nacido en la realeza y que estuviera disponible para cambiar de reino, es decir, que no fuera absolutamente necesario en el suyo propio, así se descartaron los príncipes herederos y posibles regentes. En definitiva, el candidato ideal, como ocurrió en otros países europeos en similares condiciones, era el segundo hijo de un rey, así se garantizaban también el apoyo y la protección de otros países. En esas "quinielas" uno sobresalía de forma evidente: el príncipe Carlos de Dinamarca, que con el tiempo pasaría a la historia como el rey Haakon VII de Noruega.
¿Por qué fue el candidato ideal?
En primer lugar porque era el segundo hijo varón de un rey en el trono, Federico VIII de Dinamarca, así que en el futuro sería también hermano del rey danés; además su madre era Luisa de Suecia, sobrina del rey Oscar II, lo que facilitó las cosas y evitó que se cortaran del todo los lazos con la casa real que había reinado hasta ese momento en Noruega.
Rizando el rizo, el príncipe Carlos de Dinamarca estaba casado con una princesa británica, Maud de Gales, una de las hijas pequeñas del rey Eduardo VII del Reino Unido y, por tanto, hermana del rey Jorge V, el bisabuelo del actual soberano Carlos III. Emparentar con el Imperio Británico siempre sumaba puntos y era una ventaja para las relaciones con el Reino Unido, que además había apoyado la independencia del país.
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Otro punto a su favor era que el príncipe Carlos de Dinamarca ya tenía un hijo varón, lo que aseguraba la sucesión dinástica. Era un príncipe de dos años que se llamaba Alejandro, pero la historia le recuerda como el rey Olaf V de Noruega, el padre del actual rey Harald.
La balanza se inclinó a su favor de forma definitiva, por que era un hombre comprometido y de pensamientos liberales. El príncipe Carlos de Dinamarca comenzó poniendo sus condiciones: no aceptaría el trono de Noruega si los noruegos no le querían. Así fue como, entre fuertes debates por la forma de gobierno, se celebró un plebiscito que se inclinó por la monarquía holgadamente.
Así fue como en noviembre de 1905 el Parlamento Noruego ofreció de forma oficial el cargo de nuevo monarca al príncipe Carlos, que tomó el nombre de Haakon VII, un nombre que venía de los primeros clanes familiares de reyes noruegos y gobernantes vikingos. Para su hijo, el que sería príncipe heredero, eligieron el nombre de Olaf. Padre e hijo desembarcaron diez días después del referéndum en el puerto noruego, donde fueron recibidos por el Primer Ministro Christian Michelsen. En una imagen simbólica y poco habitual, el nuevo rey llevaba al bebé (su único hijo y heredero) en brazos, cubierto con una manta.
Si bien la llegada del rey Haakon a Noruega fue algo peculiar, él supo arraigarse al pueblo noruego a pesar de no hablar su idioma y durante la Segunda Guerra Mundial desempeñó un papel por el que pasó a la historia. Por aquel entonces, en abril de 1940, el padre del rey Haakon ya había fallecido, así que el rey de Dinamarca era su hermano, Christian X, bisabuelo del rey actual. El avance de la Alemania nazi hizo que los dos hermanos, uno en Dinamarca y otro en Noruega, se vieran en una situación parecida, sin embargo, sus circunstancias y decisiones fueron distintas, como distinta era la geografía y el interés que despertaba cada país.
Mientras Dinamarca se rindió en las primeras horas tras el ataque, nombrando un gobierno títere que permitió que la Familia Real danesa permaner en el país; Noruega se negó a ese acuerdo y el rey Haakon y el príncipe heredero Olaf se retiraron, primero a las montañas con la resistencia y luego al Reino Unido para formar un Gobierno noruego en el exilio. Hay que recordar que entonces el rey actual, Harald de Noruega, ya había nacido, fue entonces cuando él, sus dos hermanas y su madre, que también era princesa sueca, se instalaron en los Estados Unidos. Terminada la Segunda Guerra Mundial, todos regresaron al país. Entonces se repitieron las imágenes del rey Haakon VII llegando a Noruega en barco.
La relación entre las tres casas reales emparentadas (Dinamarca, Noruega y Suecia) siempre ha sido estrecha, motivo por el cual los reyes Federico y Mary tenían que visitar estos países de forma oficial al comienzo de su reinado. El rey Federico de Dinamarca es el padrino de la princesa Ingrid, mientras que el príncipe Haakon de Noruega lo es del príncipe Christian. Ambas familias han querido recordar esta unión con motivo de esta visita oficial, así que la Casa Real noruega ha compartido estas tres últimas imágenes para recordar que las generaciones actuales descienden de los dos hermanos que reinaron en la primera mitad del siglo pasado.