Junio es época de graduaciones, de cierres de etapa y de despedidas. Los royals de las nuevas generaciones están finalizando sus estudios y así hemos visto a la princesa Leonor festejar con sus padres y su hermana el fin de su paso por Gales, al hasta ahora desconocido príncipe Hashem de Jordania con toga y a Irene Urdangarin, hija de la infanta, de lo más orgullosa en su acto de graduación en Ginebra, rodeada de su familia materna y paterna. Ingrid de Noruega, de 19 años, también ha finalizado el colegio y lo ha hecho acompañada de sus padres y con el bunad, el traje típico de su país.
La Casa Real nórdica ha compartido una imagen en la que se ve a la princesa, segunda en la línea de sucesión, flanqueada por sus padres Haakon y Mette-Marit de Noruega. Ingrid parece que está feliz y radiante con una sonrisa plena y estrenando un nuevo corte de pelo con un flequillo desfilado. La homenajeada va vestida con una falda, un chaleco rojo y una camisa blanca y lleva joyas en plata. Junto a los herederos estuvo también su hijo pequeño, el príncipe Sverre Magnus, de 17 años. Mette-Marit apostó un vestido blanco largo, zapato plano y una camisa en color claro.
Después de 13 años de escolaridad, la nieta de los reyes Harald y Sonia participó en la gran fiesta que tuvo lugar en Oslo. Los últimos tres años la que un día está llamada a ser Reina ha estudiado en el Instituto Elvebakken de la capital noruega. La princesa Ingrid comenzó el 4 de enero de 2006 en la guardería y cuatro años más tarde se matriculó en la escuela primaria Janslokka de Asker. Desde el otoño de 2014 hasta la primavera de 2019 asistió a la Escuela Internacional de Oslo y el 19 de agosto comenzó en Uranienborg. En otoño de 2020 se convirtió en estudiante de la escuela secundaria superior Elvebakken donde se acaba de graduar.
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Días antes de esta graduación, sus abuelos los reyes viajaron hasta Dinamarca en visita oficial para enmarcar los lazos históricos y la estrecha relación de vecindad entre ambas naciones y entre las dos Casas Reales. En la bienvenida oficial, el rey Harald sufrió un traspiés cuando subió unas escaleras para saludar a la monarca danesa. Afortunadamente no tuvo mayor trascendencia y se lo tomó con un gran sentido del humor.
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