Quizá, porque la joven aún no había cumplido la mayoría de edad o porque ha sido extremadamente discreta, la identidad del desconocido que ocupa el corazón de la heredera al Trono de los noruegos era, hasta ahora, un completo enigma. Pero con motivo de la gala que se celebró, en el palacio real de Oslo, por su dieciocho cumpleaños, su nombre y su rostro despejaron la incógnita. La princesa Ingrid, hija de los príncipes Haakon y Mette-Marit de Noruega, está enamorada de Magnus Heien Haugstad, un joven estudiante de veintidós años con quien ya, por fin, es fácil verla pasear y divertirse por las calles de la capital escandinava.
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Hijo de uno de los abogados más reputados de Noruega, Hans Haugstad, y alumno de la Escuela de Administración de la Universidad de Lancaster, en Reino Unido, Magnus Heien logró pasar desapercibido incluso en aquel momento. Los objetivos no repararon en aquel apuesto joven de frac y pajarita blanca. Fue la revista Se & Hør la que puso finalmente el foco sobre él: “Si la Familia Real noruega lo invita a un acto público tan destacado y con toda la realeza europea presente —incluido Felipe VI—, es que ya no hay razón alguna para seguir ocultando la relación”, argumentan. De hecho, la revista considera, por esta misma razón, que tampoco debe de tratarse de un inocente coqueteo de juventud de la heredera, sino de algo más serio.
Entre tanto, los medios de comunicación del país ya se aventuran a formular cuál podría ser el futuro próximo de la princesa Ingrid, que, si bien en los últimos meses había incrementado su presencia en actos oficiales, aún necesita completar su formación. Es fácil pensar que el Reino Unido podría ser el destino elegido para comenzar sus estudios universitarios. Como hizo su padre, Haakon, sí, pero también cerca de su amor.