Harald de Noruega, que cumplió el pasado febrero 85 años, fue ingresado en el Hospital de la Universidad de Oslo, Riskhopitalet, el pasado miércoles, aquejado de fiebre. Dos días después, concretamente el viernes al mediodía, el Palacio Real de Oslo informa que el jefe del Estado noruego ha sido diagnosticado con "una infección que debe ser tratada con antibióticos intravenosos" y, por lo tanto, permanecerá unos días más ingresado en el hospital, aunque su situción es estable. De esta manera, el soberano tendrá que ausentarse durante unos días de sus deberes reales, por lo que se espera que el príncipe heredero, Haakon, asuma la regencia, una situación que viene siendo habitual en la Casa Real noruega desde el 2018, pero que se remonta al 2003 cuando Harald fue operado de cáncer y que se ha venido repitiendo a lo largo de los años, sobre todo con sus delicadas operaciones de corazón . En este sentido, al soberano ya se le conoce como "el rey de la mala salud de hierro", muestra de ello es que, al margen de sus achaques, la semana pasada capitaneó el velero Sira en el Campeonato del Mundo de 8 metros, que se celebró en el lago Lemán, en Ginebra, donde él y su tripulación escalaron hasta el décimo puesto.
En los últimos meses la presencia del rey Harald en actos oficial se había visto disminuida, incluso fue Haakon el que recibió a los príncipes Alberto y Charlene de Mónaco cuando viajaron a Oslo el pasado junio para inaugurar en el Museo Fram, la exposición Navegando el Mar de la Ciencia, Científico y explorador. La última vez que el soberano acudió a un acto oficial fue el pasado 17 de junio, cuando se celebró la fiesta del 18º cumpleaños de Ingrid Alexandra que congregó a la mayor parte de las futuras reinas de Europa. En esa velada se pudo apreciar cómo la joven estuvo muy pendiente en todo momento de su abuelo con el que demostró compartir una gran sintonía a través de sus gestos de complicidad y cariño al igual que ya sucedió en el Día de la Fiesta Nacional.
Harad de Noruega prolonga su ausencia en la vida pública tras ser operado
A pesar de todos los contratiempos como el propio Harald ha verbalizado en entrevistas y biografías, en Noruega un rey es rey hasta el final, lo que significa que entre sus planes no está la abdicación. "He prestado un juramento y eso dura para siempre", dijo en una ocasión el "rey vikingo", que accedió al trono en 1991. Por otro lado, a lo largo de estos años, ya se ha "institucionalizado" de alguna manera el que sean la reina Sonia y el príncipe Haakon el que le representen en actos oficiales, incluso de la máxima solemnidad, como la apertura del parlamento, el acto más relevante que la Constitución noruega reserva al soberano.