La cena de gala que los reyes Harald y Sonia ofrecen en el Palacio Real de Oslo en honor a su nieta ha sido el momento perfecto para que las herederas de tres casas reales europeas den un paso adelante y luzcan por primera vez el aderezo propio de las princesas: las tiaras, una joya que en realidad se luce en contadas ocasiones a lo largo del año. Si la princesa Ingrid de Noruega ha escogido una pieza de su tatarabuela, Amalia, la princesa de los Países Bajos se atreve con "las estrellas de Máxima", mientras Elisabeth de Bélgica sorprende con una pieza de gran tamaño y Estelle de Suecia, a juego con mamá, toma nota sabiendo que en el futuro tiene grandes posibilidades con las tiaras que tiene en casa. El pequeño Charles, el heredero de Luxemburgo, completa una foto que ya forma parte de la historia.
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Ingrid de Noruega: una tiara para una princesa de cuna
Con frecuencia los joyeros de las casas reales esconden sorpresas y ese ha sido el caso de la tiara que ha elegido la princesa Ingrid de Noruega para su gran debut. Es una pieza de diamantes y perlas con mucha historia para la familia, ya que perteneció a la princesa Ingeborg de Suecia, abuela del rey Harald y, por consiguiente, tatarabuela de la princesa Ingrid. Esta joya lleva muchos años en la Casa Real y no se cedió ni a la princesa Mette-Marit ni a la princesa Marta Luisa, estaba reservada para el futuro: para la mujer que esta llamada a convertirse en la primera soberana por derecho propio del país en seis siglos.
Además de las condecoraciones que luce, igual que Amalia y Elisabeth, recibidas tras alcanzar la mayoría de edad, para esta noche la princesa Ingrid sí ha cogido una pieza del joyero que con frecuencia ha llevado su madre, un broche de amatistas que ha prendido sobre su banda y pertenece a un conjunto de tiara, collar y pendientes que la princesa Mette-Marit escogió para un retrato oficial.
Amalia de los Países Bajos: las estrellas de Máxima
Era una opción que estaba en nuestras quinielas por el enorme significado que tiene y así ha sido. La princesa heredera de los Países Bajos ha elegido la tiara con la que se casó su madre, la reina Máxima. Los orígenes de la tiara se remontan a principios del siglo XIX, cuando Sofía de Wurtemberg se casó con Guillermo III y se llevó como dote un gran número de joyas. Entre ellas, la base de esta diadema que puede usarse con botones de perlas y, desde la boda de la Reina Máxima, en 2002, con las cinco estrellas de diez puntas de la Reina Emma.
Amalia tenía ganas de que este día llegara, su pasión por las tiaras salió a la luz precisamente cuando cumplió los 18 años, fue entonces cuando publicó su primera biografía, una tradición de los herederos de la Casa Orange-Nassau. En ese libro habló de todo, contó que de vez en cuando tiene que recurrir a un terapeuta, habló de la muerte de sus seres queridos y también de que ya ha elegido el carruaje que le gustaría para su boda; en ese contexto, se descubrió que era una fan de las tiaras y que además se considera toda una experta. "¡Sí!, amo las tiaras. Muéstrame una y sabré de dónde viene. Puedo reconocer todas las tiaras de Europa. De niña solía ponerme las de mi madre y también sus joyas", dijo la heredera de los Países Bajos mostrando como prueba una foto de ella con nueve años con la impresionante tiara de Mellerio Ruby. "Mi madre se estaba maquillando y yo me puse la tiara. Cuando era muy pequeña, era habitual que mientras se preparaba para una cena importante fuera por la casa preguntando: 'Amalia, ¿dónde está mi anillo?'", añadió. Ahora, por primera vez, madre e hija están en un contexto nuevo: Amalia se ha hecho mayor y ahora Máxima comienza a compartir el joyero también de puertas hacia fuera.
Una sorpresa para la duquesa de Brabante
Dos años han tenido que pasar para que Elisabeth de Bélgica estrenara la tiara que sus padres, los reyes Felipe y Matilde de los belgas, le regalaron por su 18 años. De momento no han trascendido más detalles, solo lo que publicó el reportero belga Wim Dehandscutter, que confirmó que era una nueva adquisión que se quedaría dentro de la Familia Real para el futuro. Como se puede ver es un diseño floral y tiene aire "soberano", es regia, alta y llamativa, por lo que parece una tiara pensada para el futuro. Hay que tener en cuenta que el cofre belga, aunque valioso, es de los más pequeños de Europa, y que ella es la primera soberana por herencia directa, es decir, las cuatro reinas anteriores fueron consortes y empezaron a llevar tiaras cuando se casaron, no al cumplir los 18 años.
Estelle de Suecia: a juego con mamá
Para la princesa Estelle, tercera en la línea de sucesión al trono sueco, esta noche tiene que ser muy especial ya que se estrena en una cena de gala con las princesas mayores. A sus diez años todavía le queda un tiempo hasta que tenga acceso al joyero de los Bernadotte, así que de momento ha llevado una diadema de flores, a juego con su cinturón y también con el vestido que ha llevado Victoria de Suecia.
El club de las futuras reinas de Europa
Haz click para ver el especial “El club de las futuras reinas de Europa”, donde se esboza un perfil de Leonor, Elisabeth, Amalia, Ingrid y Estelle, las próximas reinas de Europa, las mujeres que estarán en el trono en la segunda mitad del Siglo XXI. Aunque en España, Bélgica, Holanda, Noruega y Suecia los actuales monarcas son hombres, serán sus hijas o sus nietas, sus herederas, las que ostenten la corona. El futuro de la monarquía europea tiene nombre de mujer.