El Palacio Real de Oslo ha abierto sus salones para acoger una cita royal como no se recuerda. La gran cena de gala que los reyes Harald y Sonia han preparado para festejar el 18º cumpleaños de su nieta, la princesa Ingrid, hija mayor de los príncipe Haakon y Mette-Marit y segunda en la línea de sucesión al trono, es el mayor encuentro intergeneracional de miembros de la realeza del siglo con representantes de hasta nueve Casas Reales. Además de la Familia Real noruega al completo, el rey Felipe, Matilde de Bélgica, con su hija, la princesa Elisabeth; los reyes Guillermo y Máxima de Países Bajos, con la princesa Amalia; Federico y Mary de Dinamarca, Victoria y Daniel de Suecia, con los príncipes Estelle y Oscar; los grandes duques herederos de Luxemburgo, Guillermo y Stéphanie, con el príncipe Charles, de tan solo dos años; y otros royals, se han dado cita en una fiesta que une a reyes y príncipes de todas las edades, que supone el presente y el futuro de las monarquías del viejo continente y que cuenta por primera vez con representantes de la generación alfa, nacidos a partir de la década de 2010, en un evento cargado de pompa y protocolo.
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Desde primera hora de la tarde, Oslo se ha convertido en el centro royal del mundo ya que los primeros invitados de la realeza han ido llegando al Palacio Real para acudir a una velada que recuerda a las que organizaba el Gotha a mediados del siglo XX y que se ha retrasado medio año debido a las restricciones sanitarias. A partir de las 19:10 horas y bajo un día gris, ventoso y lluvioso han ido haciendo acto de presencia familiares y amigos de la homenajeada. La Familia Real noruega ha dado muestras, una vez más, de una gran unión. Los reyes Harald y Sonia, los príncipes Haakon y Mette-Marit, la princesa Ingrid Alexandra, Marius Borg -el hijo que la princesa heredera tuvo antes de casarse, y que vuelve a tener el corazón libre después de romper con su novia el pasado marzo- ; el príncipe Sverre Magnus, el otro hermano de Ingrid; la princesa Marta Luisa y su prometido Durek Verrett, en la que ha sido su presentación oficial ante las monarquías; Maud Angelica, Leah Isadora y Emma Tallulah, primas de la cumpleañera; la princesa Astrid, hermana del monarca noruego; y Marit Tjessem, abuela materna de la homenajeada han recibido al resto de comensales.
Antes de que diera comienzo la cena, se han ofrecido una serie de fotografías oficiales, unas imágenes que ya son parte de la historia y en la que aparece la Familia Real noruega, el resto de miembros de la realeza y otra instantánea en la que posan los herederos del futuro: Amalia de Países Bajos, con un vestido fucsia y la tiara de estrellas que usó su madre en su boda; Elisabeth de Bélgica, con un diseño en malva y una gran diadema; Estelle de Suecia, con vestido celeste, y el pequeño Charles de Luxemburgo, con pantalones cortos y chaqueta. En el centro de todos ellos y sentada, Ingrid de Noruega, feliz y pletórica anfitriona de esta cumbre de la monarquía. Además de lucir sus primeras joyas, las tres princesas adultas han portado las condecoraciones, en formas de bandas, insignias y medallas, con la que los soberanos las han distinguido al alcanzar la vida adulta.
La princesa Ingrid ha elegido un vestido de gala en color berenjena de tirantes que llevó su madre en el año 2005 durante una gira por Japón y lo ha acompañado por primera vez portando una tiara en un acto institucional. Se trata de la diadema de la princesa Ingerborg de Suecia, abuela del rey Harald y, por consiguiente, tatarabuela de la Princesa. La espectacular joya fue un regalo que el príncipe Carlos de Suecia hizo a Ingeborg y que tiene más de 120 años de antigüedad. "Significa mucho para mí que la princesa Ingrid Alexandra haya recibido esta joya", dijo al respecto su tía abuela, la princesa Astrid. "Es una tiara preciosa en la que se fusionan círculos de diamantes engastados en platino. La abuela y el abuelo estuvieron presentes en la exposición mundial de París de 1900, cuando se la regaló a la abuela (...) Se la compró porque era fácil de llevar para las grandes ocasiones". Además de por su belleza, la alhaja, firmada por Boucheron, destaca por su ligereza y comodidad.
- Christian de Dinamarca, el otro gran ausente en la gran cita 'royal' de Noruega
A la muerte de la princesa Ingeborg, la pieza pasó a manos de la princesa Ragnhild, hermana mayor del rey Harald y la princesa Astrid, que falleció en septiembre de 2012. Ha sido su hijo el que ha querido regalar la diadema a Ingrid por su cumpleaños. "Era el deseo de la princesa Ragnhild que Ingrid tuviera la tiara de su tatarabuela", ha manifestado Astrid de Noruega tal y como recoge el comunicado de la Casa Real. Un excepcional regalo para la que se espera que sea la segunda mujer que lleve la Corona en la historia del país por derecho propio en 600 años, después de que Margarita I reinara en el siglo XV.
Además de esta espectacular tiara, la princesa Ingrid ha llevado la Gran Cruz de la Orden de San Olav y la insignia de la Orden de la Casa del rey Harald V, con las que fue distinguida por el soberano el pasado 21 de enero, día en que cumplió los 18 años. Además, las miniaturas de la Orden de San Olav, la medalla del centenario de la Casa Real y la medalla por el 25º aniversario en el trono del monarca.
Don Felipe acompaña a Amalia de Países Bajos
Una vez dentro, ha comenzado el desfile hacia el salón de baile amenizado por sesenta miembros de la Guardia Real que han interpretado La Marcha Nupcial de Lødingen y Seljord. En parejas -la princesa Amalia ha ido del brazo de don Felipe- han ido entrando los reyes y príncipes que han ocupado un banquete real bellamente decorado con flores y gran cantidad de velas. Ingrid, como una princesa de cuento, ha accedido a la sala junto a su abuelo bajo los acordes de la canción Felicitaciones, que ha corrido a cargo de la banda militar noruega de la Guardia Real. La reina Sonia ha sido la primera que ha dirigido unas palabras a los presentes, ante la atenta mirada de la cumpleañera. "Querida Ingrid, durante tus 18 años has demostrado quién eres y has demostado varios talentos: te encantan los deportes acuáticos. Eres buena esquiando. También te encanta ir al colegio y estar con tus amigos y familiares. Eres una chica fuerte que no tiene miedo a lanzarse en paracaídas o de expresar su opinión (...) El destino te ha dado grandes tareas, querida Ingrid. Pero en el camino debes aprovechar las oportunidades que se presentan, pada poder crear una plataforma sólida".
Después, ha sido el monarca nórdico el que se ha levantado para dirigir un mensaje cargado de sentimiento: "Te lo he dicho varias veces, pero a un abuelo se le permite repetir su consejo más importante una y otra vez: sé tú misma. Y confía en que es suficiente. Cuando llegue tu día, espero que expermientes lo mismo que yo he tenido la suerte de experimentar a lo largo de mi trabajo: que muchos que te ayudarán y apoyarán. Tenemos instituciones, agencias gubernamentales y organizaciones muy asentadas junto con personas de todo el país que te ayudarán a fortalecerte y serán de gran apoyo". Por último, ha tenido lugar la intervención más esperada, la de Ingrid, en momentos emocionada, dedicando un discurso, en el que ha ha incluido unas palabras en inglés.
Palabras de gran agradecimiento
"Queridos mamá y papá, muchas gracias por todo lo que me habéis dado. Mamá, podemos hablar de cualquier cosa. Gracias por recostarnos juntas en el sofá y ver series como Sexo en Nueva York. Realmente aprecio todo lo que haces por mí. Papá, gracias por llevarnos a esquiar y surfear. Tú lo arreglas todo y estás tranquilo cuando los demás no lo estamos. Estoy muy agradecida de que me apoyes y sé que siempre lo harás. Te tengo mucho cariño. Queridos Marius y Magnus, sois mi red de seguridad", ha dicho.
Después, la heredera se ha dirigido a su abuelo: "Querido abuelo, es muy agradable estar contigo. Gracias por las tardes en el barco real donde nos sentamos y vemos juntos los deportes y películas de vaqueros. Gracias por tener siempre una buena broma cuando mi estado de ánimo es un poco bajo. Querida abuela, gracias por todo lo que has hecho. Viajes e historias y canciones nocturnas que Maud y yo recordaremos siempre. Y querida abuela, gracias por tus divertidas historias. Gracias por ofrecerte siempre como niñera y por todas las tardes agradables en las que nos hemos sentado y charlado", ha expresado la Princesa que ha acabado sus agradecimientos ensalzando la democracia de Noruega y a su sociedad.
Una vez hechas estas intervenciones, los asistentes han podido disfrutar de un menú compuesto por un pastel de zanahora con estragón, mayonesa, rábano picante y manzanas; espárragos y vieiras con jengibre en escabeche, flor de saúco, frambuesa y cebllino; patatas fritas con setas acompañado de puré de petit pois y salsa de mantequilla. De postre, fresas noruegas silvestres con helado de vainilla.
En un momento del banquete, los príncipes Haakon y Mette- Marit se han puesto de pie y han tomado la palabra para dirigirse a los asistentes y a su hija que han provocado las risas de los asistentes y la emoción hasta las lágrimas de una madre que más orgullosa y feliz no podía estar. La intervención de la princesa Mette-Marit ha precedido una gran ovación y tras ella, los tres se han fundido en un efusivo abrazo cargado de cariño. "Eres una joven hermosa, lista para dar el paso hacia el futuro. Una joven sabia, fuerte y clara. Papá y yo estamos infinitamente orgullosos de ti y enamorados de ti (...) Una de las cosas que apreciamos de ti, Ingrid, es la alegría que vive en ti y toda la vida con la que llenas nuestro hogar. Con amigos, risas y música a todo volumen. Ahora esperamos celebrarlo con familiares, amigos, mcuhas risas y tal vez también música a todo volumen", finalizó la princesa Mette-Marit.
En este gran banquete han sido invitados representantes de la vida oficial. Además del presidente parlamentario, Masud Gharahkhani, han estado el primer ministro, Jonas Gahr Store; la juez de la Corte Suprema, Toril Marie Oie, varios ministros, alcaldes, miembros del clero, embajadores y un nutrido grupo de representantes de organizaciones juveniles y chicos de la misma edad que la Princesa para que pueda conocer y tomar el pulso a la sociedad que le tocará reinar. Ingrid, sigue así la estela de la princesa Elisabeth que también contó con adolescentes en las celebraciones oficiales por su 18º cumpleaños. Después, fue el turno de los bailes, donde los más jóvenes aguantaron hasta la madrugada.
La de este viernes ha sido una cena de gala que pasará a la historia, en la que se ha visto a tres futuras reinas lucir sus primeras tiaras y piezas del joyero real que evoca otras épocas donde la tecnología no existía y príncipes y princesas se conocían, e incluso, se enamoraban en citas de este tipo. No en vano los reyes Juan Carlos y Sofía se vieron por primera vez en 1954 cuando tenían 16 años en el crucero Agamenón, que organizó la reina Federica, abuela de Felipe VI, para que los miembros más jóvenes de las monarquías estrecharan lazos. Tras ese viaje se produjeron algunas bodas reales.
La velada de esta noche ha puesto el broche de oro perfecto a dos días de apoteósicas y fabulosas celebraciones. Este jueves era el Gobierno noruego el que ofreció en honor a la Princesa una cena en la nueva biblioteca Deichman Bjørvika de la capital donde la Princesa hizo una intervención en la que dijo sentirse "muy afortunada de haber crecido en un país donde confiamos unos en otros y donde juntos tratamos de encontrar buenas soluciones. Soluciones que permitan a tantas personas como sea posible tener lo mejor posible".
La gran fiesta real en Oslo también pasará a la historia por unir, como no se recuerda, a reyes presentes y futuros con infancias y circunstancias muy diferentes, pero con un destino común: la Corona. Ha servido para que las monarcas de una nueva era - Ingrid Alexandra de Noruega, Elisabeth de los belgas, Amalia de Países Bajos y la decana de todas ellas, Victoria de Suecia- se conozcan más, afiancen sus relaciones y pueden apoyarse compartiendo inquietudes y alegrías cuando suban al trono. Solo ellas conocen los desafíos y los retos que las esperan pues como dijo en su primera rueda de prensa la heredera neerlandesa "No hay escuela para ser Reina".