Marius Borg, el hijo que tuvo antes de casarse la princesa Mette- Marit de Noruega, es un hombre soltero. La semana pasada se supo que había roto con su novia, la modelo Juliane Snekkestad, después de cuatro años de amor. La ya expareja vivía junta en una casa que compararon en 2019 en Tønsberg, una ciudad al sur de Noruega, donde residían junto a sus dos mascotas Louie y Gabbana. Rota la relación, toca empezar una nueva vida y Marius, a sus 25 años, ha decidido abandonar el que ha sido su domicilio durante los últimos años para regresar a vivir a casa de su madre y su familia, a Skaugum, la residencia oficial de Haakon de Noruega y su familia, ubicada en el municipio de Asker a menos de 20 kilómetros de Oslo, según informa la revista Se og Hor.
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El hijo de la Princesa y la guapa noruega se conocieron a principios de 2018 y desde entonces han hablado en algunas ocasiones sobre su relación, que parecía ir viento en popa. Juliane era ya una más en la Familia Real nórdica y apareció en la felicitación navideña del heredero del año 2020 y acudió como invitada a la confirmación del príncipe Sverre Magnus, hermanastro de su por entonces novio. Sin embargo, no ha podido ser y según confirmó la también actriz al periódico noruego Nettavisen: “Marius Borg Høiby y yo nos hemos separado. Y ahora me siento mucho mejor”.
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Marius y Juliane se conocieron en 2016 en Los Ángeles, donde ambos estaban viviendo por motivos laborales. “Estaba con una amiga noruega que también es modelo. Fuimos a visitar varias agencias de modelos y trabajar. Ella tenía una amiga en común con Marius, así que lo invitamos a casa”, explicaba. A raíz de entonces empezaron a pasar cada vez más tiempo juntos y se volvieron inseparables. De Estados Unidos se fueron a Londres, ciudad en la que empezaron a vivir juntos y donde ella trabajaba como modelo y Marius era editor de tendencias en la revista de moda Tempus Magazine. A finales de 2018, la publicación cerró , Maríus se quedó sin trabajo y decidieron volver a Noruega, su país natal. Unos meses más tarde, en enero de 2019, se supo que la pareja se había comprado una casa en la localidad de Tønsberg que pagaron a medias. Ahora, y según la publicación noruega, Juliane vive en esa vivienda mientras que él se ha mudado con su madre.
Aunque los dos han llevado una discreta relación, Juliane no ha tenido problemas en reconocer aspectos bastante íntimos de su vida, como la enfermedad mental que padece y con la que convive desde niña. “Soy bipolar”, dijo en una entrevista a la revista de su país A Magsinet, en la que reconoció que “recibí ayuda temprana (psiquiatría infantil) y ahora estoy en terapia que compatibilizo con medicamentos”. También contó cómo es lidiar con este trastorno durante tantos años. “Puedo ser completamente normal, pero de repente estoy en el fango. No tiene por qué haber ninguna razón o causa, pero la depresión viene a doblarme. Entonces es cuando estoy más abajo que arriba. A algunos pacientes les afecta con más virulencia que a mí. El trastorno bipolar es una enfermedad maldita”, aseguró. Anteriormente también compartió que había luchado contra la ansiedad en su etapa escolar. De los príncipes herederos, Juliane ha dicho en el pasado que “son los mejores suegros del mundo”.