Guillermo y Máxima de Holanda se encuentran estos días de visita de Estado en Noruega, un viaje que se enmarca en la estrecha relación entre ambos países y sus Casas Reales. Después de que este martes los Reyes de los Países Bajos visitaran Slottsplassen, hicieran una ceremonia floral en la fortaleza de Akershus y acudieran al Storting (el parlamento noruego). Guillermo y Máxima de Holanda visitaron el Museo Fram, donde tuvieron un encuentro con jóvenes de ambos países para debatir sobre el desarrollo y las perspectivas de futuro en el Ártico.
Tras una agenda de lo más ajetreada, el día acabó con una gran cena de gala en el Palacio Real de Oslo en honor al monarca de los Países Bajos. La velada real, una de las más importantes en lo que va de otoño se convirtió en todo un desfile de tiaras, joyas y vestidos de fiesta y contó con una significativa ausencia. El príncipe heredero Haakon estuvo ausente en todos los actos de este primer día de gira holandesa a causa de un resfriado, según ha confirmado Palacio. El marido de la princesa Mette- Marit ha dado negativo en coronavirus.
Máxima de Holanda volvió a brillar en este nuevo acto. Una vez más se vio la buena sintonía que tienen los Reyes y princesas de ambas Casas Reales. Si por la mañana recicló un impresionante vestido verde de alta costura de Natan Couture, una de sus firmas de cabecera, por la noche, la Reina volvió a sorprender con un vestido con acabado en degradado en tonos azules y capa transparente de Jan Taminiau que ya lució en una cena con Isabel II durante un viaje a Reino Unido en octubre de 2018. Un fabuloso diseño que completó con las joyas más fastuosas del joyero real de los Países Bajos
La princesa Mette- Marit acudió junto a su cuñada, Marta Luisa de Noruega, debido a la convalecencia de su marido, el príncipe Haakon. Ya en los actos de la mañana, Marta Luisa se unió a la recepción real, donde dio muestras de que a pesar de estar ya muy desvinculada de los actos de la Familia Real noruega, siempre está disponible cuando se la necesita. Además, su presencia volvió a servir para comprobar que Máxima, Mette- Marit y ella tienen una relación estupenda. Mette-Marit apostó por un vestido blanco con bordados, los colores claros se han convertido en sus favoritos para las grandes citas, y su cuñada se decantó por un diseño en color malva de hace unos cuantos años y que lució en la época en la que aún estaba casada con Ari Behn.
Tras los discursos de los respectivos monarcas, todos los invitados brindaron. En su intervención, el rey Guillermo dijo: '¡Gracias por la hospitalidad que experimentamos nuevamente! Tenemos muy buenos recuerdos de Noruega y de nuestros viajes con vosotros, no solo aquí, en Oslo, sino también más al norte. (...) Existe una gran relación entre Noruega y Holanda. Después de un comienzo algo difícil en la era vikinga, hemos construido una relación próspera y cercana. Los holandeses que vienen a vivir y trabajar aquí se integran sin esfuerzo'
El menú en honor a los Reyes de los Países Bajos consistió en un tartar de zanahoria con mayonesa de estragón y alfombra de rábano picante, seguido de salmón ligeramente saldo con puré de patata, eneldo y caviar. Le siguió un plato de ternera con tomate verde y de postre, chocolate y pistachos. Una suculenta cena que pudieron disfrutar 197 personas que estaban invitadas al gran banquete real
Mette- Marit de Noruega brilló en la que se ha convertido en la gran cita real de la temporada. La Princesa coronó su look con una pequeña tiara que se ha convertido en su favorita. Se trata de la diadema que los reyes Harald y Sonia le regalaron en el día de su boda con el heredero. Es una pequeña joya de tipo bandeau realizada con brillantes, hecha por la joyería Garrard. A la Princesa se le entregó en el año 2001. También lució unos pendientes de diamantes y perlas de tipo pera
Máxima de Holanda se ha convertido en la reina de la elegancia. Su estilo maximanilista, su gusto por las joyas y por los complementos han hecho que cualquiera de sus apariciones se espere con gran interés. Es en las cenas de gala, donde la mujer del rey Guillermo saca la artillería pesada con impresionantes joyas de orfebrería. En esta visita de Estado ha llevado la tiara de zafiros, que ya es parte de la historia ya que fue la que eligió para la proclamación de su marido como Rey. Una diadema impresionante realizada con 31 zafiros de cachemira y 655 diamantes sudafricanos. Destaca el zafiro central, de 44 quilates. La imponente alhaja fue diseñada por la célebre joyería parisina Mellerio, creadora también de otras icónicas piezas de diferentes Casas Reales
Marta Luisa de Noruega volvió a brillar en Palacio con la tiara de amatistas, una joya por la que la princesa Mette- Marit también tiene debilidad. Está realizada con amatistas y diamantes de talla brillante y forma parte de un conjunto (collar, pendientes, dos pulseras y broche) que el rey Harald le regaló a su esposa en 1990, año en el que cambió la ley de Sucesión. La princesa Mette-Marit la recibió tras el nacimiento de su primogénita, la princesa Ingrid Alexandra en 2004. La Princesa, a la que hacía tiempo que no se la veía en un evento de estas características llevó unos pendientes a tono y un collar con un corazón hecho de topacio azul
Sonia de Noruega lució un vestido verde con encaje. La Reina también abrió su joyero y lució impresionantes creaciones. Aunque en su día a día suele llevar joyas más modernas y discretas, en esta ocasión la esposa del rey Harald ha usado una pieza neoclásica de 1804 que el joyero Bapts realizó para la emperatriz Josefina. Está hecha con diamantes y con grandes esmeraldas talladas en forma cuadrada. Tras pasar por varias damas, la tiara recabó en la reina Marta, esposa del rey Olav. La reina Sonia la reserva en las grandes ocasiones y suele lucirlas, como en esta velada, con un aderezo a juego