Tras un año de ausencia, Harald de Noruega, de 84 años, ha participado en un acto de gran importancia para la Corona: la apertura del Parlamento. El Rey ha estado acompañado por su esposa la reina Sonia y por su hijo, el príncipe heredero Haakon. La 166º apertura del ‘Storting’ (nombre que recibe la Cámara noruega) ha tenido lugar este lunes a las 13:00 horas. El año pasado el soberano estuvo ausente debido a que se encontraba de baja por enfermedad y tuvo que ser su hijo el que presidiera esta apertura actuando como regente por primera vez en el Congreso. Aunque este año también ha tenido algunos contratiempos, como la operación de un tendón de su rodilla derecha, el Rey sigue al frente de sus compromisos y todo parece indicar que mientras su salud se lo permita así seguirá haciéndolo.
Es tradición en el país escandinavo que cada octubre, el Rey abra oficialmente el curso parlamentario, al igual que ocurre en otras monarquías europeas. Es Harald de Noruega el que comunica los planes del Gobierno para el próximo año cumpliendo así uno de los principales papeles que la Constitución le otorga junto con su presencia en el Consejo de Estado los viernes o las visitas de Estado al extranjero, entre otras funciones representativas.
- Harald de Noruega prolonga su ausencia en la vida pública tras ser operado
La ausencia del año 2020 y la participación del príncipe heredero ya son parte de la Historia. Hacía tres décadas, desde que en 1990 cuando el rey Olav se ausentó por enfermedad, que un regente no se encargaba de presidir este acto. Un año más tarde era Harald el que acudía al ‘Storting’, pero esta vez como soberano con su hijo, un joven Haakon, en calidad de príncipe heredero. Además de esta novedad, el año pasado, todo el acto se adaptó a las restricciones sanitarias provocadas por el coronavirus.
En los últimos tiempos, la salud de Harald de Noruega ha sufrido algunos baches. Especialmente complicado fue el pasado otoño cuando tuvo que acudir de urgencia al hospital aquejado de una dificultad respiratoria. Para solucionarlo tuvo que someterse a una operación para sustituir una válvula cardiaca que le habían implantado en 2005., lo que le obligó a estar de baja sin poder participar en ningún acto hasta un mes después. Así, tuvo que delegar su visita anual al ‘Stortig’ en su primogénito y no fue hasta noviembre de 2020 cuando retomó su agenda pública. Ya con el nuevo año, el pasado enero, el soberano volvió a tener que dejar a un lado sus asuntos institucionales por un dolor en la pierna, que le le hizo pasar de nuevo por una cirugía en el Hospital de la Universidad de Oslo para operarle de un tendón de la rodilla. En algunos de sus actos públicos, el rey Harald ha aparecido caminando con la ayuda de un bastón. Antes, en 2019 sufrió una infección vírica que encadenó un episodio de vértigos, en 2017 tuvo una sobrecargar y dolor en el pie y a finales de 2003 le diagnosticaron un cáncer de vejiga que le extirparon antes de que se propagase.
A pesar de los sustos, los reyes Harald y Sonia conmemoraron el pasado junio los 30 años de su confirmación como Reyes. En una ceremonia milenaria, el 23 de junio de 1991, recibieron la bendición eclesiástica en la catedral de Nidaros, situada en la ciudad de Trondheim, donde los reyes noruegos se había coronado hasta 1814. Un acto meramente simbólico que Harald quiso recuperar cuando accedió al trono. Este acto religioso tuvo lugar unos meses después de que hiciera su juramento en el Parlamento. “Ser reyes del país durante 30 años nos llena de gratitud. Miramos hacia atrás con alegría en los cientos de viajes y visitas que hemos hecho por nuestro país a lo largo de todos estos años. Echamos la vista atrás para recordar encuentros con personas en lo alto de las montañas y en las mesetas, en la costa y en los bosques profundos, en ciudades y pueblos. Nos hemos reunido en todo tipo de condiciones. Hemos compartido tanto experiencias buenas y divertidas como tristes y difíciles. Estamos profundamente agradecidos de que siempre nos reciban con tanta calidez y hospitalidad cuando les visitamos sin importar la ocasión. Hemos podido experimentar y conocer a un pueblo en toda su diversidad, coraje y perseverancia. Quién ve oportunidades y quién se preocupa por los demás. En toda Noruega conocemos a personas con un profundo amor por su ciudad natal, por su comunidad y sus semejantes. Nos llena de alegría y orgullo infinitos. ¡Gracias por la compañía en este viaje hasta ahora!”, dijeron entonces.