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tiara para ingrid alexandra© Arte: Fernando Junco

Ingrid Alexandra busca tiara

Cumple diecisiete años y empieza la cuenta atrás para su puesta de largo en el Palacio Real de Oslo: De la diadema nupcial de su madre, Mette-Marit; a la “robada” de la Reina Maud… Y de la Vifte de la reina Victoria de Inglaterra a la de Amatistas


28 de enero de 2021 - 11:06 CET

Ya solo queda un año para su mayoría de edad: 21 de enero de 2022. La princesa Ingrid Alexandra, ahijada del Rey Felipe VI, ha cumplido 17 y no tardará en remarcar su posición en la vida de palacio. Su padre, el príncipe Haakon tenía los mismos años cuando comenzó la ruta real como heredero al trono -servicio militar en la marina y estudios universitarios en California-… Y, aunque los tiempos han cambiado mucho, para la nieta de los Reyes de Noruega también se avecinan cambios importantes.

Ingrid Alexandra de Noruega© GettyImages
La fotografía con la que la princesa Ingrid Alexandra ha señalado su 17º aniversario.

Será la primera reina regente de Noruega en seis siglos. Y, también, la primera nacida en el país, siendo su única antecesora, Margarita de Dinamarca. Reina de Noruega desde los 10 años, la edad en la que se casó con el monarca Haakon VI Manusson, siendo educada por la hija de Santa Brígida de Suecia; y la primera Soberana que unió los tres reinos escandinavos bajo una misma corona en el siglo XV.

De las quince que reúne la Familia

Como futura reina, Ingrid pronto empezará a asumir el deber de representar a la Corona en grandes ocasiones… Y como sus compañeras de generación, Elisabeth de los belgas (19), Amalia de los Países Bajos (17) y Leonor (15), no tendrá que esperar a llegar al altar para elegir su primera diadema.

Y esta es la historia de algunas de las tiaras que la esperan para su puesta de largo. Un lote de diademas -de las quince que reúne la familia- que tienen todas las de ganar para aspirar al título de “la primera”. De la nupcial de la princesa Mette-Marit; a la “robada”, de perlas y diamantes de la Reina Maud… Y de la Vifte de Victoria de Inglaterra, que llevó su tatarabuela, a la de Amatistas que los reyes regalaron a su madre, Mette-Marit, para celebrar su nacimiento, en 2004.

Mette Marit con tiara© GettyImages
La princesa Mette-Marit con el bandeau de las 23 margaritas que estrenó en su boda

El bandeau de margaritas

Realizado en platino y oro blanco, se distingue por el diseño floral de margaritas (23) -tachonadas de diamantes y coronadas por un brillante- enmarcadas en círculos con borde festoneado. La pieza, que fue un regalo de boda de los reyes Harald y Sonia de Noruega a la Princesa heredera Mette Marit, data de 1910, y, aunque hay dudas sobre sus orígenes, podría haber sido adquirida en Garrard, Londres. La joyería más antigua del mundo y que estuvo más de 160 años al servicio de la Familia Real británica.

Sonia de Noruega, portada de ¡HOLA!© Hola
Sonia de Noruega fue portada de ¡HOLA! en 1971.

El bandeau no tiene pasado histórico conocido, pero arrastra una leyenda: Cate Blanchett la usó en la película An Ideal Husband (1999), antes de que Mette-Marit la convirtiera en diadema nupcial y la señalara, hasta el día de hoy, como su favorita. Un hecho que podría llevar a Ingrid a elegirla para enmarcar su mayoría de edad y no para llegar al altar… Por su sencillez, no sería la tiara más apropiada para la boda de una futura reina, “aspirando” seguramente a una diadema soberana como la tiara de brillantes de tres niveles que perteneció a la nieta de la emperatriz Josefina, la reina Josefina de Suecia y Noruega.

Marta Luisa de Noruega el día de su boda© GettyImages
Marta Luisa de Noruega el día de su boda con la tiara de la reina Maud, hija de los reyes Eduardo VII y Alejandra de Gran Bretaña.

La tiara robada de la Reina Maud

La tiara original de perlas y diamantes fue robada en 1995 de la caja fuerte de Garrad’s, donde habitualmente se enviaba para su mantenimiento y custodia. Reparando la pérdida (la pieza se valoró en unos 200.000 euros) la firma joyera realizó una segunda (la “hija”) con perlas (lágrima) y diamantes similares a los incluidos en la joya que los reyes Eduardo VII y Alejandra de Gran Bretaña, regalaran a su hija Maud (Harry) con motivo de su boda, en 1896.

La Soberana que reinó inesperadamente en Noruega -les ofrecieron el trono, en 1905-, tras contraer matrimonio con Príncipe Carl de Dinamarca (Haakon VII), y destacó, más allá de su labor, por su estilo y su increíble cintura de avispa.

La nueva tiara, que sigue recibiendo el mismo nombre, sigue teniendo un gran valor sentimental para la familia y desde su “vuelta” a palacio, hace 25 años, no ha dejado de estar entre las favoritas. En versión completa o sencilla, la reina Sonia y la princesa Mette-Marit alternan su uso, siendo también una de las preferidas de la hija de los reyes, Marta Luisa, quien la eligió para su boda en 2002.

Olvidada en el castillo de Windsor

Pero la tiara de la reina Maud no sólo está ligada al infortunio de un robo, sino que también arrastra, junto con otras piezas del tesoro real, la historia de un “confinamiento” inesperado en el castillo de Windsor durante quince años. Los que pasaron desde que Maud viajó enferma a Gran Bretaña (1938) con muchos de sus aderezos -algunos de ellos heredados de su madre, la Reina Alexandra, fallecida en 1925-, hasta que se recuperaron quince años después de su muerte.

Maud visitaba con frecuencia a su familia, y de paso se llevaba sus colecciones de joyas más importantes para su limpieza y mantenimiento… Pero, en la antesala de 1939, nada salió según lo previsto. Estaba enferma, la operaron y falleció de un ataque cardíaco.

Ingrid les devolverá el poder

El cuerpo de la Reina fue trasladado a Oslo para los funerales y el entierro, pero las joyas se quedaron custodiadas en Windsor y con el estallido de la II Guerra Mundial pasaron al olvido hasta que, aprovechando la coronación de la reina Isabel (1953), su hijo, el príncipe heredero Olav y su esposa, la princesa Marta, pudieron traerlas de regreso a casa. Pero, tampoco hubo suerte, Marta, llamada a ser reina, murió diez meses después habiendo usado tan solo unos de sus pendientes. Y con el luto, las joyas de la reina Maud volvieron a la sombra quince años.

Y, así, sumando contamos tres décadas de joyas “desaparecidas” que no volvieron a recuperar su lugar en palacio hasta la llegada de la entonces princesa Sonia, quien empezó a usarlas tras su boda con Harald V, en 1968. Un legado al que Ingrid, como heredera y “sangre” de la corona devolverá algún día todo el poder.

Sonia de Noruega con tiara© GettyImages
La reina Sonia de Noruega con la tiara de la reina Alexandra en su versión sencilla: como bandeau y sin las cruces de Malta.
Reina Sonia de Noruega© GTres
La reina Sonia con tiara completa.
princesa Marta Luisa© GettyImages
La princesa Marta Luisa, muy joven, con latiara ‘ bandeau’.





La tiara de la reina Alexandra

Fue creada por Garrards para Alexandra del Reino Unido, en 1910 como sustituta de la diadema estatal del rey Jorge IV; y heredada ya con cambios por su hija, la reina Maud, quien la llevaría en la coronación de su sobrino, el rey Jorge VI, en 1937.

La reina Sonia la ha usado en raras ocasiones, sobre todo cuando era muy joven;  Mette-Marit no se la ha puesto nunca ; y la princesa Marta Luisa sí la usó en su versión sencilla (un bandeau sin las cruces de Malta), en la década de 1990, durante sus años de juventud.

Mette Marit de Noruega© Sølve Sundsbø/Casa Real Noruega
Mette-Marit, la princesa heredera, recibió esta diadema como regalo de los reyes de Noruega después del nacimiento de su primera hija, Ingrid Alexandra, en 2004.

La tiara de amatistas que señala su nacimiento

Realizada en amatistas y diamantes en talla brillante, forma parte del conjunto -collar, pendientes, dos pulseras y broche- que el rey Harald le regaló a la reina Sonia en 1990, año en el que cambió la ley de Sucesión. Catorce años después, fueron entregados a la princesa heredera después del nacimiento de su primera hija, Ingrid Alexandra, en 2004. Un hecho que la joven princesa no pasará por alto.

La tiara Vifte de la reina Victoria de Inglaterra© GettyImages
A la princesa Mette-Marit le encanta la pequeña Vifte (abanico en noruego), aunque y, a excepción de una única vez, siempre la lleva como collar

La tiara Abanico de la Reina Victoria

A la princesa Mette-Marit le encanta la pequeña Vifte (abanico en noruego), aunque y, a excepción de una única vez, siempre la lleva como collar. Realizada en oro, plata y diamantes fue un regalo de bodas de Leopold y Marie de Rothschild a la reina Victoria, quien a su vez se la entregaría a su nieta, la futura reina Maud, cuando cumplió los 18 años. Como gesto hacia su abuela la llevaría en sus funerales (1901) y la usaría en numerosos acontecimientos históricos y para algunos retratos hasta su muerte en 1938.

La Vifte -también se quedó olvidada en Inglaterra junto a la tiara de la tiara de diamantes y perlas y la de la reina Alexandra-, fue rescatada por la ahora reina Sonia durante su juventud, aunque ha sido Mette-Marit la que recuperó su historia y su esplendor al llevarla por primera vez durante las celebraciones de su boda.

Portada Hola 3992© Hola

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