No ha sido fácil para Ari Behn este año como hombre separado de la que ha sido su mujer durante catorce años de su vida y la madre de sus tres hijas. Anunció su divorcio de Marta Luisa de Noruega y se precipitó en “un infierno”. Pero ahora se puede decir que ha encontrado de nuevo el amor y que toca el cielo de la mano de Ebba Rysst Heilmann, motivo de su recién conquistada felicidad, tras los amargos diez meses que desde el pasado agosto han seguido a la ruptura real. La revista noruega SE og HØR publica la primicia de la relación en portada con imágenes de la nueva pareja en actitud cariñosa mientras pasea por el municipio de Rømskog. Él la abraza por la cintura y ella, que le mira y que le sonríe durante una charla alborozada, apoya la mano en su espalda.
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Ebba Rysst Heilmann tiene 32 años, doce menos que el escritor, es abogada y trabaja en la actualidad en Oslo, según la publicación escandinava. Y, tal vez, fuera un asunto pendiente de Ari Behn, porque se conocían de antes. Ambos son originarios de la ciudad de Moss, en el sureste de Noruega, y fueron amigos primero. Hasta que mudaron sus sentimientos tras su separación de la Princesa. Con ella había intentado lo imposible para que sus caminos no acabaran bifurcando: “Es horrible descubrir que no hay nada más que hacer, que hemos probado todo durante mucho tiempo. Que aún así no podemos encontrar los puntos en común como antes, lo que hace imposible que sigamos juntos”, dijo aquel agosto Marta Luisa de Noruega, cuarta en la línea de sucesión al trono.
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Ari, polifacético como es, se recluyó en los meses posteriores en un nuevo proyecto profesional para superar el fracaso matrimonial, esta vez una exposición de arte: Infierno, que no era más que su propia vida llevada al lienzo. Una de las obras que recibió mayor atención mediática fue una pintura en la que aparece una princesa, con su tiara y su cinta azul, y que tiene por título Cien golpes antes de irme. Por si a alguien le pudiera quedar algún resquicio de duda, el autor aclara: “Por supuesto pinto mi vida”. Hoy Ebba Rysst Heilmann cura esos golpes y pone tiritas a su corazón partío.