Las tres damas se saludaron con besos y abrazos, muestra del aprecio mutuo y de la especial solidaridad de las Princesas hacia Gunhild, que desde octubre de 2014 padece una esclerodermia sistémica (una enfermedad autoinmune que afecta a la piel y a otros órganos) de la que recibe tratamiento. Tras los saludos protocolarios, que fueron todo menos protocolarios, sino cariñosos y muy emotivos, posaron juntas a la entrada al Foro. Allí, además de los seminarios y las conferencias, la princesa Victoria haría entrega del premio a la innovación de 200.000 coronas suecas (al cambio alrededor de 20.000 euros) al empresario Erik Lindberg por haber desarrollado tecnología digital para detectar bacterias nocivas en la carne.
Las Princesas volvían a cuadrar sus agendas como tantas otras veces, en una nueva demostración de su magnífica relación, en la que con los años crecen los vínculos. Además de los personales -Mette-Marit de Noruega es madrina del segundo hijo de Victoria de Suecia, el príncipe Oscar-, los oficiales. Todo es poco por un mundo mejor.