Una buena historia merece siempre un buen final. Y la charla literaria sobre el libro Historia de un matrimonio, presidida por la princesa Mette-Marit, en el marco del Tren de la Literatura 2016, no pudo acabar mejor, ni de manera más apropiada, que con un beso de los Herederos noruegos. Un FIN de novela -impactante, inesperado, feliz- y fuera de protocolo -pilló de improviso al príncipe Haakon-, que cerraba el acto literario y que parecía reclamar también debida atención a la propia historia de su matrimonio poniendo el punto y final a las críticas y los rumores en tantos años.
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Quince años de amor incontestable cumple la pareja real este verano. Aquellos que no vieron con buenos ojos el compromiso del príncipe Haakon con aquella cenicienta del siglo XXI de pasado disoluto (diciembre de 2000) y su posterior boda (25 de agosto de 2001) no han tenido más remedio que rendirse a las evidencias: no sólo son un matrimonio feliz, sino también herederos al trono profesionales. El tiempo les ha dado la razón y la que ayer fuera una inconveniente aspirante a consorte, con un país en contra, es hoy una princesa en toda regla, adecuada y respetada por el mundo entero, que hace valer sus formas reales -esos aires nuevos en la tradicional monarquía noruega- y su amor con un beso.
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