Charlene de Mónaco no es la princesa más extrovertida de la realeza, pero no puede evitar quese le dibuje una sonrisa en su rostro cada vez que se encuentra cerca de una piscina. La nadadora olímpica en el fondo nunca ha dejado de serlo, a pesar de haber aparcado su carrera profesional cuando se casó con el príncipe Alberto hace más de una década, y se mueve en el agua como la sirena que siempre ha sido. Junto a 85 jóvenes jugadores de rugby ha participado en una actividades de salvamento acuático organizadas por la fundación que lleva su nombre.
Jacques, Gabriella de Mónaco y sus primos pequeños, una minipandilla que marca estilo en el tenis
Los deportistas, que se encuentran disputando el Torneo de Santa Devota de Rugby, se han encontrado en la piscina con una maestra de excepción. La Princesa,ataviada con un traje de neopreno, ha disfrutado con ellos de cada uno de los ejercicios, también ha atendido a las instrucciones sobre primeros auxilios y ha demostrado que tampoco se le resiste el waterpolo.
El agua es el medio natural de Charlene y la ha incorporado a su agenda siempre que ha podido. En los Juegos Olímpicos de Londres, en 2012, la vimos vibrar como nunca en la grada y celebrar entusiasmada los triunfos en la piscina de sus compatriotas de Sudáfrica. Ya como princesa, no abandonó del todo la competición, ya que a través de su fundación patrocinó la carrera benéfica en bicicleta acuática entre Córcega y Mónaco hace tres años en la que ella misma participó y ganó. 24 horas para hacer 180 kilómetros pedaleando sobre el mar, todo un reto físico y mental que celebró con su marido y sus hijos que le esperaban en el puerto monegasco.
Unos meses después de esta hazaña llegó el baché de salud que comenzó conuna infección en el oído boca y garganta mientras estaba en Sudáfrica y que la mantuvo alrededor un año alejada de la actividad pública -primero en Sudáfrica y después en una clínica privada en Europa-. La Princesa hace tiempo que ha retomado su agenda, pero hasta ahora no la habíamos visto realizando ninguna actividad deportiva. En el agua, su otro medio natural, ha demostrado no solo su gran recuperación sino que su pasión por la natación sigue haciéndola sonreír.
Charlene de Mónacoha llegado hace tan solo unos días de Florencia donde ha viajado con el príncipe Alberto para asistir al 160 aniversario de la fundación del Consulado del Principado de Mónaco en la localidad italiana. Allí,lució por primera vez su nuevo look, con el pelo más corto y oscuro con los laterales aún más rapados, lo que le permite lucir un tupé con mucho volumen en la zona superior. Un estilismo que en las fotografías de este viernes queda camuflado por el agua y el cloro, pero que, sin duda, le aporta un extra de comodidad para disfrutar del deporte, la piscina y los jóvenes deportistas.