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Según ha publicado la prensa alemana, Ernesto de Hannover se opone a que su hijo mayor, el príncipe Ernst August, ceda la propiedad que ha pertenecido a la familia durante más de 150 años.

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Estaba previsto que la propiedad pasara a manos del Estado germano, después de que el príncipe heredero y el ministro de Ciencia y Cultura, Björn Thümler, consiguieran llegar a un acuerdo tras siete largos años de negociaciones.

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El imponente castillo, que recientemente volvió a recobrar el esplendor de otras épocas gracias a la boda de Ernst August de Hannover y Ekaterina Malysheva, iba a someterse a unas necesarias obras de rehabilitación, ya que al parecer carece de sistema de calefacción y algunas de sus dependencias están prácticamente en ruinas.

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"Después de una revisión exhaustiva de la herencia, no hay duda de que tengo derecho en todos los asuntos relacionados con los bienes inmuebles y su inventario. No hay motivos para especular lo contrario", afirma Ernst, que había decidido vender el castillo porque la familia ya no podía soportar los gastos (el coste de una remodelación completa estaría alrededor de los 27 millones euros).

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