19/202013: La ausencia de Carlota, a punto de dar a luz, y el debut de Tatiana
Todas las miradas esperaban ver a Carlota Casiraghi, en la que iba a ser probablemente una de las últimas apariciones públicas antes de dar a luz, pero no fue posible. La bella Carlota, a punto de ser madre de su primer hijo junto al actor Gad Elmaleh, nos privó de ese momento para el recuerdo. Los Grimaldi perdieron a uno de sus miembros más carismáticos, pero ganaron una cara nueva. Tatiana Santo Domingo, tras su romántica boda con Andrea Casiraghi, debutó en los actos del día grande del Principado. No asistió a la cita de 2012, pese a que ya estaba comprometida con el hijo de la princesa Carolina, pero en esta ocasión se convirtió en un miembro más de la familia. El mal tiempo que reinó aquel año en el Principado, una lluvia y viento muy fuertes, empañó el tradicional desfile de glamour, pero el fervor de las decenas de personas que esperaron pacientemente la aparición de los Grimaldi no disminuyó un ápice. En cuanto se abrieron las ventanas del balcón, los vítores sonaron más fuerte que el viento. Y las sonrisas de los Grimaldi resplandecieron como soles.
2013: La ausencia de Carlota, a punto de dar a luz, y el debut de Tatiana
Todas las miradas esperaban ver a Carlota Casiraghi, en la que iba a ser probablemente una de las últimas apariciones públicas antes de dar a luz, pero no fue posible. La bella Carlota, a punto de ser madre de su primer hijo junto al actor Gad Elmaleh, nos privó de ese momento para el recuerdo. Los Grimaldi perdieron a uno de sus miembros más carismáticos, pero ganaron una cara nueva. Tatiana Santo Domingo, tras su romántica boda con Andrea Casiraghi, debutó en los actos del día grande del Principado. No asistió a la cita de 2012, pese a que ya estaba comprometida con el hijo de la princesa Carolina, pero en esta ocasión se convirtió en un miembro más de la familia. El mal tiempo que reinó aquel año en el Principado, una lluvia y viento muy fuertes, empañó el tradicional desfile de glamour, pero el fervor de las decenas de personas que esperaron pacientemente la aparición de los Grimaldi no disminuyó un ápice. En cuanto se abrieron las ventanas del balcón, los vítores sonaron más fuerte que el viento. Y las sonrisas de los Grimaldi resplandecieron como soles.