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1956: Primera aparición como marido y mujer
Los príncipes Raniero y Grace se casaron en abril de 1956 y el 19 de noviembre de ese mismo año celebraron su primer Día Nacional de Mónaco como marido y mujer. La llegada de Grace al Principado supuso el inicio de una nueva era, en el que el glamour y el brillo de Hollywood se instalaron en el país. Juntos impulsaron el Mónaco que se conoce hoy en día -refugio exclusivo de la jet set internacional- y del que sus hijos y nietos han sabido recoger el testigo.

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1960: La felicidad de Raniero y Grace de Mónaco
Es una de las primeras imágenes que existe de Raniero y Grace de Mónaco el Día Nacional del Principado. Los soberanos aparecen en el balcón de palacio con sus dos hijos mayores en brazos. Raniero con la princesa Carolina y Grace con el príncipe Alberto. Los niños, que iban vestidos con los trajes regionales de Mónaco, tenían entonces tres y dos años. La princesa Estefanía tardaría aún cinco años en nacer (1965).

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1968: Raniero y Grace con sus tres hijos
Eran la viva imagen de la felicidad. Raniero y Grace, casados desde 1956, celebraron así el Día Nacional de Mónaco. La princesa Estefanía tenía entonces tres años y llevaba el traje regional del Principado. Carolina, por su parte, tenía 11 años y Alberto, 10.

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1978: Carolina de Mónaco y Phillipe Junot
El balcón de Palacio ha sido testigo de la vida amorosa de los hijos de Raniero y Grace de Mónaco. En esta imagen vemos a la princesa Carolina con Phillipe Junot, su primer marido. Se casó con él 29 de junio de 1978, en un boda que se vivió por todo lo alto en el Principado, a pesar de que no fuera del todo del agrado de Raniero y Grace, y a diferencia de los discretos enlaces que celebraría más tarde con Stefano Casiraghi y Ernesto de Hannover. Dos años más tarde la Princesa y el empresario francés pondrían fin a su matrimonio.

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1980: Carolina de Mónaco, feliz con sus padres
La princesa Carolina pasó de la sonrisa al llanto en tan solo unos meses. Aquí vemos a Carolina de Mónaco el 19 de noviembre de 1980. No podía ser más feliz al lado de sus padres. Sin embargo, dos años después perdería a su madre en un accidente de tráfico y la tristeza se instaló en su rostro.

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1981: El último Día Nacional de Mónaco para la princesa Grace
Nada hacía presagiar que este sería el último Día Nacional de Mónaco para la princesa Grace. La soberana, con un abrigo de piel y un elegante tocado, saludaba a los ciudadanos del Principado con una amplia sonrisa. A su lado, como siempre, estaba el príncipe Raniero. Grace de Mónaco falleció el 14 de septiembre de 1982 en un accidente de tráfico, una trágica pérdida que sumió a la familia Grimaldi en una gran tristeza.

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1982: Luto por la muerte de la princesa Grace
Fue el 14 de septiembre de 1982 cuando la princesa Grace perdió la vida de forma trágica, tras un accidente de coche que tuvo lugar cuando viajaba en compañía de su hija Estefanía. Ese fue el primer gran golpe de los que el destino tenía reservados a la familia Grimaldi, el luto y el dolor estuvo presente durante mucho tiempo en Mónaco. El 19 de noviembre de ese mismo año, día de la Fiesta Nacional, el balcón de Palacio permaneció cerrado en señal de duelo por la muerte de Grace.

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1983: Primer Día Nacional de Mónaco sin Grace
Un año después de la muerte de la princesa Grace, aparecían Raniero y sus tres hijos en el balcón de Palacio. El soberano, con barba, esbozaba una forzada sonrisa a los monegascos, que habían compartido con la familia el luto y el dolor por la pérdida de la querida Princesa. Mientras Estefanía todavía era una adolescente, Alberto de Mónaco se preparaba para coger algún día las riendas del país -como haría tras la muerte de Raniero en el año 2005- y Carolina se había convertido en una Primera Dama, haciéndose cargo de numerosas tareas y proyectos que hasta ese momento estaban en manos de su madre,y acompañando a su padre a aquellos actos que requerían su presencia.

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1984: La felicidad vuelve al balcón
Tras un tiempo de tristeza, el 19 de noviembre de 1984 las sonrisas regresaron al balcón del Palacio Grimaldi y lo hicieron con la alegría, la esperanza y la frescura única que dan los niños. La princesa Carolina de Mónaco se había casado en una sencilla ceremonia, en 1983, con el guapo industrial de origen italiano, Stefano Casiraghi, y juntos habían dado a Raniero su primer nieto: Andrea Casiraghi, nacido el 8 de junio de 1984.

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1986: Carolina de Mónaco vuelve a sonreír
Tras la muerte de su madre, Carolina de Mónaco recuperó la sonrisa gracias a Stefano Casiraghi, con quien se casó el 29 de diciembre de 1983. Esta imagen corresponde al Día Nacional de Mónaco de 1986. En aquella fecha ya habían nacido Andrea y Carlota Casiraghi. Pierre nacería un año después, en septiembre de 1987. Sin embargo, el matrimonio no tuvo un final final. Stefano falleció en un accidente marítimo en 1990 y Carolina volvió a perder la sonrisa.

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1991: Carolina de Mónaco, viuda
Durante unos años fueron la pareja con más brillo de las cortes europeas, Carolina de Mónaco y Stefano Casiraghi eran jóvenes, guapos y estaban muy enamorados. Sus hijos, Andrea, Carlota y Pierre Casiraghi, habían completado a una familia perfecta y habían llenado de alegría el Palacio Grimaldi. Sin embargo, el 3 de octubre de 1990 -cuando Pierre acababa de cumplir los tres años- la tragedia regresó a la familia, Stefano fallecía en aguas de Montecarlo a bordo de su embarcación Pinot di Pinot, cuando participaba en el mundial de off-shore. Una año después del fallecimiento la tristeza no había desaparecido de los ojos de la Princesa, como se pudo ver el 19 de noviembre de 1991.

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1995: Estefanía de Mónaco, recién casada con Daniel Ducret
El 19 de noviembre de 1995 Estefanía de Mónaco y Daniel Ducret protagonizaron una romántica imagen en el balcón de Palacio. Acaban de casarse (1 de julio de 1995) y el amor entre ellos era más que evidente. Sin embargo, se separarían un año después. Daniel Ducret es el padre de los dos hijos mayores de Estefanía: Louis (26 de noviembre de 1992) y Pauline (4 de mayo de 1994). Tras romper con Daniel Ducret, la princesa se enamoró de Jean Rymond Gottlieb, con quien tuvo a su hija Camille (15 de julio de 1998). Esta relación tampoco llegó a buen puerto y el 12 de septiembre de 2003, Estefanía se casó en secreto con el acróbata portugués Adans Lopez Peres, del que se separó nueve después. A pesar de su agitada vida sentimental, solo Daniel Ducret ha estado presente en la celebración del Día Nacional de Mónaco.

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2000: Raniero ejerce de abuelo en el balcón de Palacio Aunque no volvió a ser el mismo tras la muerte de la princesa Grace, Raniero recuperó la alegría con el paso de los años gracias al cariño de sus hijos y sus nietos. El soberano sentía adoración por todos ellos y en esta imagen, que corresponde al Día Nacional de Mónaco de 2000, sonríe al lado de Pierre Casiraghi. Raniero se murió antes de conocer a los mellizos de Alberto y Charlene, los príncipes Jacques y Gabriella, que nacieron en diciembre del año pasado. Este día también supuso la primera aparición en el balcón de la princesa Alexandra, la hija que Carolina de Mónaco tuvo con Ernesto de Hannover, con quien se casó el 23 de enero de 1999. En la actualidad, Carolina y Ernesto llevan vidas paralelas aunque su separación o divorcio nunca ha sido confirmado.

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2003: El último Día Nacional de Raniero de Mónaco
El 19 de noviembre de 2003 fue la última vez que vimos a Raniero de Mónaco en el balcón de palacio celebrando la fiesta del Día Nacional del Principado. Aunque no falleció hasta el 6 de abril de 2005, su delicada salud le impidió estar presente en los actos de 2004. Raniero murió con 81 años tras una larga enfermedad.

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2005, un gran día para Alberto de Mónaco
El Día Nacional de 2005 tuvo un significado muy especial para Alberto de Mónaco. Por primera vez, el Príncipe salió al balcón de Palacio para saludar a los ciudadanos monegascos como Soberano. En julio de ese mismo año la familia celebraba la coronación de Alberto con una serie de fiestas de carácter más íntimo, pero no sería hasta aquel 19 de noviembre cuando comenzó oficialmente su mandato. Ese día culminó el proceso de entronización con una solemne ceremonia con presencia de la realeza internacional a la que siguió la tradicional comparecencia en el balcón, donde estuvo acompañado por sus hermanas, las princesas Carolina y Estefanía, y sus sobrinos Andrea, Carlota y Pierre Casiraghi.

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2008: El último Día Nacional con Ernesto de Hannover
Este fue el último año en que Ernesto de Hannover se asomó en el Día Nacional acompañando a la princesa Carolina y al resto de la familia. En 2009 su ausencia fue uno de los detalles más comentados, y para muchos vino a confirmar la crisis entre Carolina y Ernesto, ya que si bien hacían vidas separadas desde hacía algún tiempo, el Principado había desmentido los rumores de separación.

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2011: Charlene, de prometida a princesa
Mucho habían cambiado las cosas para la princesa Charlene desde el 19 de noviembre de 2010. Por aquel entonces, todavía era Charlene Wittstock, prometida del príncipe Alberto, y aunque durante las celebraciones del Día Nacional de Mónaco acaparó toda la atención con un arriesgado pero elegante atuendo, en todo momento mantuvo un discreto lugar, por detrás de las hermanas del soberano monegasco, las princesas Carolina y Estefanía. El año 2011 fue crucial para Charlene, el año del cambio de prometida a princesa y el año de muchas primeras veces. Debutó así en la tradicional cita como nueva Princesa del Principado y ocupó el lugar que le correspondía como consorte al lado de Alberto II de Mónaco en los actos conmemorativos de la Fiesta Nacional. La impecable Princesa fue la protagonista indiscutible del día y fue recibida entre vítores y aplausos por sus conciudadanos. Alberto de Mónaco, henchido de orgullo, miraba a su esposa. Una nueva Gracia para Mónaco.

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2012: Carlota, el ‘glamour’ de Mónaco
El Día Nacional de Mónaco es referente de Glamour con mayúscula. Cita tras cita las damas Grimaldi han hecho alarde de la elegancia más chic, sello de la casa. La siempre admirada distinción de la princesa Grace y luego de la princesa Carolina se perpetúa ahora en Carlota Casiraghi, icono del nuevo glamour. Como prueba, un año: 2012. La bella Carlota reina con un vestido bicolor -la parte superior azul marino y la falda negra- a tono con la chaqueta y un favorecedor sombrero. Sobran más palabras.

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2013: La ausencia de Carlota, a punto de dar a luz, y el debut de Tatiana
Todas las miradas esperaban ver a Carlota Casiraghi, en la que iba a ser probablemente una de las últimas apariciones públicas antes de dar a luz, pero no fue posible. La bella Carlota, a punto de ser madre de su primer hijo junto al actor Gad Elmaleh, nos privó de ese momento para el recuerdo. Los Grimaldi perdieron a uno de sus miembros más carismáticos, pero ganaron una cara nueva. Tatiana Santo Domingo, tras su romántica boda con Andrea Casiraghi, debutó en los actos del día grande del Principado. No asistió a la cita de 2012, pese a que ya estaba comprometida con el hijo de la princesa Carolina, pero en esta ocasión se convirtió en un miembro más de la familia. El mal tiempo que reinó aquel año en el Principado, una lluvia y viento muy fuertes, empañó el tradicional desfile de glamour, pero el fervor de las decenas de personas que esperaron pacientemente la aparición de los Grimaldi no disminuyó un ápice. En cuanto se abrieron las ventanas del balcón, los vítores sonaron más fuerte que el viento. Y las sonrisas de los Grimaldi resplandecieron como soles.

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2014: Presentación de Sasha
El Día Nacional de Mónaco del año pasado fue de esos inolvidables. La tradicional cita ya cobraba per se un especial significado en aquel tiempo de dulce espera para los Grimaldi, con la princesa Charlene en una de sus últimas apariciones antes de dar a luz y con Tatiana Santo Domingo en una de las primeras de su segundo embarazo, pero nadie esperaba una sorpresa mayúscula y con aroma a bebé como la presentación oficial del pequeño Sasha Casiraghi a los monegascos. Andrea Casiraghi y Tatiana Santo Domingo se unieron a la Familia Principesca en el tradicional desfile ante la escalinata de Palacio muy bien acompañados por el pequeño gran protagonista del día, Sasha Casiraghi, que hizo las delicias de todos. De absolutamente todos, pero especialmente de la princesa Carolina, a la que vimos ejercer de abuela amorosa. El niño, un lindo muñeco rubio como los príncipes de cuento, no podía haber debutado en la agenda oficial monegasca de mejor manera que asistiendo a la tradicional Fiesta Nacional y asomándose al balcón de Palacio. Ese mirador en el que los Grimaldi han hecho partícipes al mundo de sus alegrías y tristezas.

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