Con la frente más pequeña, los carrillos más rellenitos y los ojos más rasgados, la condesa de Carladés tiene un aire al príncipe Alberto cuando era bebé y dormía plácidamente en los brazos de su madre o cuando se asomaba al balcón del Palacio en el Día Nacional. Como en esta foto en la que el príncipe Raniero sostiene a Carolina, mientras el ahora soberano de Mónaco está con la princesa Grace