1/6
La princesa Charlene apostó por la sencillez el día de su boda. No llevó tiara, ni pendientes, ni pulseras… Únicamente adornó su pelo con el broche floral de diamantes del siglo XIX que le prestó su cuñada, Carolina de Mónaco
2/6
La diadema que lució en la fiesta posterior a su boda religiosa con Alberto de Mónaco es un diseño de Lorenz Baümer. Está realizada en diamantes y según explica su creador la soberana tenía muy claro desde el principio cómo quería que fuera: sencilla e informal
3/6
El príncipe Alberto confió en los joyeros Van Cleef et Arpels para obsequiar a su mujer con un regalo eterno: un collar de 850 diamantes y 359 zafiros de tonalidades diferentes que representan la espuma del mar y que cuenta con 11 diamantes de cuatro quilates cada uno que simbolizan gotas de agua. Puede convertirse en tiara
4/6
El príncipe Alberto confió en los joyeros Van Cleef et Arpels para obsequiar a su mujer con un regalo eterno: un collar de 850 diamantes y 359 zafiros de tonalidades diferentes que representan la espuma del mar y que cuenta con 11 diamantes de cuatro quilates cada uno que simbolizan gotas de agua. Puede convertirse en tiara
5/6
Para adornar sus manos, Charlene tiene dos preciosos anillos, también regalos de Alberto de Mónaco. La alianza de 18 quilates de oro blanco y platino de la firma Cartier y la sortija de diamantes de Repossi que Alberto II compró a su "princesa" para la petición de mano
6/6
Para adornar sus manos, Charlene tiene dos preciosos anillos, también regalos de Alberto de Mónaco. La alianza de 18 quilates de oro blanco y platino de la firma Cartier y la sortija de diamantes de Repossi que Alberto II compró a su "princesa" para la petición de mano
Más sobre: