A las puertas de cumplir 60 años, Estefanía de Mónaco vive una madurez dorada. A finales de 2024 se convirtió en abuela por segunda vez y es un gran apoyo para su hermano, el príncipe Alberto. La Princesa sigue volcada en las causas que la interesan, algunas de ellas que se remontan a décadas atrás y con las que sigue muy implicada. Una de sus pasiones es el circo, que le inculcó su padre, el recordado príncipe Rainiero.
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Así, un año más, la hermana de Carolina de Mónaco ha inaugurado el 47º Festival Internacional de Circo de Montecarlo. Rodeada de funambulistas, acróbatas, payasos, magos y hasta de un elefante, la Princesa ha participado en la presentación de la que es su gran cita anual, que ha tenido lugar en la carpa de Fontvielille. Paralelamente, se llevará a cabo la 12ª edición del festival paralelo Nueva Generación.
En el acto, la princesa Estefania estuvo acompañada por la estrella circense, Petit Gougou, quien ejerció de maestro de ceremonias. Los organizadores han dicho que “esta edición promete ser histórica, con actuaciones que superarán los límites de lo posible. Durante este programa excepcional deberían batirse varios récords”.
Además de un espectáculo, el certamen circense también es una competición. Del 17 al 19 de enero se presentarán todos los actos seleccionados y el jurado emitirá su veredicto el 21 de enero, durante la gran gala. Es costumbre que la princesa Estefanía, acompañada por varios miembros de la familia Grimaldi acuda a las representaciones.
Estefanía de Mónaco ejerce de presidencia activa de este festival. Se la considera como el ‘ancla de los trabajadores’ y también es presidenta honoraria de la Fundación Mundial de Circo.
El flechazo con el circo vino a través de su padre
El Festival Internacional de Circo de Montecarlo fue fundado por el príncipe Rainiero, quien era un gran amante de este espectáculo. Su intención al crear esta iniciativa era dar su apoyo a los artistas y a las familias que forman parte de este particular universo. Si en alguien caló este amor por el mayor espectáculo del mundo fue en Estefanía de Mónaco, quien continúa fiel al legado de su padre.
Estefanía experimentó la vida circense de primera mano. Incluso sus hijos participaron en algunos números. Primero fue con el domador de elefantes Franco Knie y después, con el acróbata Adams Peres. Bajo la gran carpa hemos visto crecer a los hijos de los príncipes Rainiero y Grace y ahora vemos a sus nietos y bisnietos.
En el año 2001, ¡HOLA! publicó las imágenes de la caravana a la que se había ido a vivir la princesa Estefanía, dejando las comodidades del Palacio Grimaldi. Aunque su historia con Franco Knie no llegó a buen puerto, su amor por el circo se ha mantenido intacto hasta el día de hoy. El domador contó en la revista ¡HOLA! ese mismo año que Estefanía de Mónaco “es una mujer a la que no le va el cliché de Princesa con muchos empleados y niñeras. Ella misma hace la compra y lava la ropa. De ella destacaría su honestidad, su tolerancia y su sentido de la familia. Por otro parte, afortunadamente, es una persona sencilla y por eso ama la vida del circo”.