Su historia, con sus luces y sus sombras, es como un cuento de hadas… aunque de triste final. Grace Kelly pasó de ser una estrella de Hollywood a una de las princesas más fascinantes e inolvidables de la realeza europea. El pasado 12 de noviembre, habría cumplido 95 años, pero como es sabido, un fatal accidente de tráfico acabó con su vida a los 52. Quizá por eso, su leyenda sigue más viva que nunca.
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 8 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Antes de llegar a convertirse en la musa de Hitchcock, de recibir un Oscar o de abandonar su carrera en el cine para convertirse en princesa de Mónaco y ser uno de los iconos indiscutibles del mundo de la moda, Grace era una joven que trataba de encontrar su camino.
Criada en una familia influyente y adinerada de Philadelphia, a finales de los años 40 decidió mudarse a Nueva York para estudiar interpretación y probar suerte como actriz. La condición innegociable que sus padres le impusieron era que tenía que vivir en el Hotel Barbizon para Mujeres, en el Upper East Side de Manhattan. Y ahí es donde comienza este relato.
En esta residencia para señoritas, Grace Kelly compartía habitación con Sally Parrish, Carolyn Scott y Prudence 'Prudy' Wise, quien se convertiría en una de sus mejores amigas y secretaria personal. La actriz mantuvo una extensa correspondencia con Prudy, cartas personales que forman parte de un lote que la semana pasada salió a subasta en Doyle Auctioneers & Appraisers, en la Gran Manzana. Esta rara colección, que abarca desde 1949 hasta 1968, incluye cartas escritas a mano y mecanografiadas, postales, telegramas, fotografías y notas que Kelly envió a su excompañera de habitación. Además de una estrecha amistad de años, la correspondencia desvela las primeras ambiciones de la actriz, su ascenso, su relación con el difunto diseñador de moda Oleg Cassini... todo el viaje que realizó hasta convertirse en princesa de Mónaco.
La primera carta importante tiene matasellos de abril de 1949, siete meses antes de su debut en Broadway con El padre, de August Strindberg. A lo largo de ocho páginas, escritas a lápiz en un delicado papel, Grace le cuenta a Prudy una desastrosa cena en la que presentó a sus padres a su pretendiente, Don Richardson. La cita terminó en una fuerte discusión con sus progenitores y puso fin a la relación. El lado positivo, le relata también, es que Richardson le había ayudado a hacer contactos en el teatro.
Después de algunos trabajos como modelo y de su debut en Broadway, Grace Kelly hizo su primera película, Catorce horas, en 1951. Después vendrían Solo ante el peligro y Mogambo. Sobre el rodaje de esta última en Nairobi, Kelly menciona en una carta a Prudy Kudner: “Después de dejar el campamento hace dos semanas, Frank [Sinatra], Ava [Gardner], Clark [Gable] y yo fuimos a Malindi, en la costa, para pasar cinco maravillosos días... hubo una terrible borrachera con champán durante unos diez días en Navidad... todos nos fuimos a Roma. Ava y yo ahora somos grandes amigas…". También le cuenta que la enfermedad, las lesiones y las muertes habían plagado la producción y "el viejo [Sinatra] está muy ansioso por dejar África".
En una carta de 1953, desde el Hotel Savoy de Londres mientras se edita Mogambo, Grace escribe que "Gable y Sam Zimbalist están cortando la película en pedazos, lo que me rompe el corazón —no hablo con Clark estos días y tampoco con Ava— pero no se lo digáis a nadie". Por su actuación en esta película, la actriz ganó un Globo de Oro a la Mejor Actriz de Reparto y fue nominada a su primer Oscar.
Entre 1953 y su boda de cuento con el príncipe Rainiero de Mónaco en 1956, la actriz protagonizó La angustia de vivir, Crimen perfecto, La ventana indiscreta y Atrapa a un ladrón. En julio de 1953, Kelly le da una pista a su amiga de la obsesión del genio del suspense por las rubias: “Todavía están debatiendo el color de mi cabello. Sale rojo brillante en WarnerColor y Hitchcock está teniendo un ataque”.
En la siguiente carta, Kelly cuenta: "El sábado por la noche cené con los Hitchcock. Fuimos a Perino's, que era un lugar encantador... en realidad hay muy pocos lugares agradables para cenar aquí; la mayoría son lugares para comer ostentosos". Concluye señalando que, en el primer aniversario del club de fans de Grace Kelly, se tomó el tiempo de hablar con las 15 chicas que asistieron a una fiesta y la llamaron por teléfono.
A principios del año siguiente, Kelly prepara su mudanza a su nuevo apartamento en Nueva York, pero en una carta breve, en papel con membrete de Paramount Pictures, posiblemente durante el rodaje de La angustia de vivir, le dice a Prudy que primero se instalará en el Hotel Bel-Air en Los Ángeles. En la siguiente carta, escrita en papel de este hotel, la actriz menciona haber visto una proyección de la película y haber pasado un día nadando en la piscina de la famosa diseñadora de vestuario Edith Head. Es en esta carta donde menciona por primera vez a un nuevo pretendiente, el diseñador Oleg Cassini —que años más tarde crearía el vestuario de la primera dama Jackie Kennedy—. Grace Kelly describe cómo éste le consiguió la máquina de escribir que ella usa ("la única en Beverly Hills") y sus espectaculares salidas juntos: "El sábado pasado fuimos a una gran fiesta en Jack Warners... y el fin de semana anterior fuimos al rancho de Hitch en Santa Cruz... Cenamos con Bing [Crosby] una noche... Mi padre no está muy contento con la perspectiva de tener a Oleg como yerno... pero el plan ahora es casarnos a principios de octubre…". La unión con Cassini —que había estado casado anteriormente con la también actriz Gene Tierney— nunca fructificó, pero Kelly lució un vestido diseñado por él cuando zarpó rumbo a Mónaco para casarse con Rainiero, al que había conocido en mayo de 1955.
En abril de 1956, pocos días antes de su boda con el príncipe de Mónaco, Kelly escribe a Prudy: "No tengo ningún problema si quieres escribir un relato de la boda, siempre que no sea un informe sobre el lugar y lo escribas después, ya que se supone que no debo incluir a ningún miembro de la prensa en mi lista de invitados".
Una vez convertida en princesa de Mónaco, muchas de sus cartas están escritas en papel con membrete real. En agosto de 1956, Grace le pregunta a Prudy: "¿Puedes creer que estoy embarazada?" y menciona comprar ropa premamá en París antes de dirigirse a Estados Unidos. Aproximadamente una semana antes de la llegada de la princesa Carolina en enero de 1957, Kelly da muestras de su ansiedad: "Todavía no puedo acostumbrarme a ser esposa y mucho menos madre... ha pasado tanto tiempo desde que llevé una vida normal que imagino que me llevará un tiempo acostumbrarme por completo…”.
A principios de 1958, nace el príncipe Alberto y la princesa informa con entusiasmo a su amiga: "Nuestro pequeño es demasiado dulce para expresarlo con palabras. Está ganando peso rápidamente y pronto será un gran gordito. Carolina lo adora, pero se enfada mucho cuando llora. ¡Es realmente maravilloso tener dos bebés tan hermosos y uno de cada!". Grace incluyó varias fotos de ella con los niños en estas cartas. Más tarde, ese mismo año, la princesa está en Estados Unidos y describe un viaje a California para reunirse con Metro Pictures; un viaje a Jamaica con la revista Colliers y el nuevo apartamento que ella y Rainiero tienen en la Quinta Avenida y que decorará con “un reloj de uno de los sets de Atrapa a un ladrón” que le regaló Cary Grant.
En los últimos años de la correspondencia, la mayoría de los temas que la princesa aborda sus viajes y las instrucciones para cuando Prudy la visita; noticias de sus hijos y su labor de caridad con los huérfanos, la Cruz Roja y otras organizaciones.
En 1958, Prudy se casó —Grace fue una de sus damas de honor— y se instaló en una granja en Maryland, donde las cartas siguieron llegando desde Mónaco, Suiza, España y otros lugares. En torno a 1968 Prudy comenzó a sufrir la leucemia que en 1973 terminó con su vida. Tenía solo 42 años.