El príncipe Alberto (66 años) se encuentra en pleno rodaje del documental Los hijos del principado de Mónaco: esplendor y drama. Un proyecto con el que el hijo de los fallecidos Rainiero III y Grace Kelly sigue los pasos de otros soberanos europeos como Guillermo de los Países Bajos que, con motivo de su décimo aniversario de coronación, protagonizó el podcast A través de los ojos del Rey. Aunque está previsto que este trabajo se estrene el próximo mes de agosto en el canal de televisión alemán ZDF, ya se ha podido ver un primer tráiler en el que el Jefe de Estado monegasco habla sobre algunos de los aspectos de su vida más desconocidos y personales.
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Alberto de Mónaco recuerda en Cantabria los vínculos de su tatarabuelo con las cuevas prehistóricas
Desde que tan solo era un niño, el príncipe Alberto tuvo que asimilar que no era como el resto de sus compañeros de escuela y juegos, puesto que su destino - y las responsabilidades asociadas a él - estaba marcado desde el momento en el que nació. “No es fácil afrontarlo. Es difícil aparecer en público y dar discursos. Tuve que aprender siendo muy joven lo que se esperaba de mí”.
Una responsabilidad que dentro de poco también tendrán que asumir los mellizos Gabriella y Jacques, especialmente este último al ser el heredero al trono. Es frecuente ver a los pequeños príncipes, de nueve años, acompañar a sus padres a los principales actos sociales del principado donde acaparan todo el protagonismo con su espontaneidad y ocurrencias. Sin embargo, el príncipe Alberto quiere que, dentro de su posición, vivan su infancia tranquilos y despreocupados como cualquier otro niño. “Nuestros hijos son todavía muy pequeños y quiero que crezcan con la mayor normalidad posible, al igual que hicieron mis padres conmigo y con mis hermanas. Cuando éramos pequeños, nuestra vida familiar era normal, pasábamos el mayor tiempo posible juntos y disfrutamos de nuestra privacidad y viajes familiares”.
Por ahora, no han trascendido las declaraciones que el príncipe Alberto ha dado sobre la princesa Charlene, su mujer. Un matrimonio sobre el que se han cernido en numerosas ocasiones los rumores de crisis, especialmente cuando la exnadadora tuvo que retirarse de la vida pública por complicaciones de salud. Problemas conyugales que el hijo de Rainiero III siempre ha negado rotundamente. “Charlene siempre está a mi lado, tuvo algunas dificultades que, gracias a Dios, ya ha superado. Me apoya en la dirección del Principado, pero no estamos juntos las 24 horas del día porque somos una pareja trabajadora y a veces eso solo nos permite vernos al final del día”, explicó el pasado mes de septiembre en una entrevista con Il Corriere della Sera.
Otro de los pilares fundamentales para Alberto II son sus hermanas, las princesas Carolina y Estefanía, y sus sobrinos. Cabe destacar que, lejos de seguir la tendencia dominante en las Casas Reales Europeas en la que se están reduciendo los miembros en activo, el Jefe de Estado monegasco le da a sus familiares un peso y protagonismo poco habitual en otras Cortes.
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