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Después de semanas y semanas de especulaciones, parece que la ruptura entre Carlota Casiraghi y el productor cinematográfico Dimitri Rassam, hijo de la actriz francesa Carole Bouquet, es un hecho. Así lo han confirmado medios galos e italianos, como la revista Voici o Il Messagero, que ya dan por “terminados” sus cuatro años de matrimonio. Los primeros rumores de crisis surgieron el pasado diciembre, aunque fue un mes después cuando empezaron a tomar mayor fuerza las informaciones que apuntaban que la pareja se separaba.
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Al parecer, los constantes viajes de trabajo de Dimitri a París y Los Ángeles habrían sido el detonante de este desenlace, ya que Carlota quería que el productor estuviese más presente en su vida familiar en Mónaco, donde sus dos hijos se encuentran escolarizados. “Dimitri se ha convertido en uno de los mayores productores de Francia y se pasa todo el tiempo trabajando. No tenían vida familiar y eso era un problema para ella”, publica la prensa francesa en boca de una fuente próxima a la princesa filósofa.
Mientras se habla de divorcio, diversas informaciones apuntan a que habría comenzado una relación con la estrella de las letras francesas Nicolas Mathieu
Lo cierto es que las últimas imágenes de la pareja datan de octubre, cuando acudió a la cena por el 60 aniversario de la Asociación Mundial de Amigos de los Niños (AMADE) en la Ópera Granier de Montecarlo. Un mes después, Carolina celebró con sus hijos el Día Nacional de Mónaco junto al príncipe Alberto y el resto de la familia, con la sonada ausencia de Dimitri.
En su casa con Nicolas Matthieu
Al tiempo que se da por roto su matrimonio, comienzan a atribuirle a Carlota un nuevo romance. Concretamente, con el afamado escritor galo Nicolas Mathieu, de 45 años —ocho más que ella—. Se trata de uno de los nombres más afamados de las letras francesas, tras ganar el prestigioso Premio Goncourt, en 2018Tan conocidas como sus obras es su activismo político. Nacido en un barrio obrero de los Vosgos —al noreste del país galo—, Nicolas fue uno de los intelectuales que se opusieron activamente a la reforma de pensiones en Francia. En el plano personal, está divorciado y tiene un hijo de once años, llamado Oscar. Pero parece que son sus inquietudes culturales las que ha propiciado este acercamiento con la hija de Carolina de Mónaco.
Los rumores de esta nueva relación surgen después de que Voici publicara, el pasado viernes 23, unas imágenes de Nicolas Mathieu saliendo la casa que Carlota posee en París. No hay imágenes de ellos juntos, puesto que la princesa filósofa abandonó el domicilio media hora después que él —y, según dicha revista, tratando de divisar paparazzi—. No obstante, la misma publicación asegura que ambos llegaron a la vivienda el día anterior.
Todos sus grandes amores
A sus 37 años, Carlota cuenta con un curriculum sentimental tan intenso como el de su madre. Tras varios noviazgos de juventud, entre los que protagonizó con Felix Winkler y Alex Dellal —hermano de la it girl Alice Dellal e hijo del magnate de origen iraquí Guy Dellal, uno de los hombres más ricos de Gran Bretaña—, la princesa monegasca se enamoró del cómico marroquí Gad Elmaleh, 16 años mayor. Hablamos de finales de 2011. Nunca pasaron por altar, pero juntos tuvieron al pequeño Raphaël, dos años después de empezar a salir. Ya en otoño de 2015, la pareja decidió separarse tras varios meses de rumores de crisis.
Unas fotos del escritor Nicolas Mathieu saliendo de la casa parisina de Carlota han propiciado todo tipo de especulaciones
Ese mismo año, conoció al cineasta italiano Lamberto Sanfelice, en el Festival de Sundance, con el que se llegó a mudar a Roma, aunque la relación se terminó al año siguiente.
Meses después de esta ruptura, en diciembre de 2016, Carlota comenzó su historia de amor con Dimitri, cuya madre, la actriz Carole Bouquet, es gran amiga de Carolina de Mónaco. Después de la llegada del Balthazar, nacido en octubre de 2018, la pareja se casó el 1 de junio de 2019, en el palacio del principado. La ceremonia religiosa tuvo lugar el 29 del mismo mes de junio en la abadía de Sainte-Marie de Pierredon, a las afueras de Saint-Rémi de Provenza. A pesar de esta boda de cuento, la llama del amor parece haberse apagado definitivamente entre ellos, hasta el punto de que emprenderían ahora caminos por separado.